Guatrachenses por el Mundo: Viviana Olaverría desde Alba de Yeltes, Salamanca, España.
Viviana nació en Guatraché un día ventoso y frío de abril de 1974. De pequeña jugaba a ser cocinera, quizás inspirándose en su madre que elaboraba empanadas como pocas.
En esta localidad cursó sus estudios primarios “en la 60 turno tarde”, acota, “y secundario y magisterio en el IJBA, donde me recibí de maestra de primaria y preescolar”.
Aventurera, emprendedora e inquieta, Viviana desde su adolescencia pasó a formar la larga lista de jóvenes que en su país no encontraban la manera de construir un futuro digno. El trabajo de su marido en el campo de Alpachiri, las suplencias en distintos lugares de la provincia, las clases de informática en el IAC y siete años recorriendo Argentina en busca de un mejor porvenir que en vez de llegar, se alejaba. “Se estaba complicando cada vez mas en todos los puntos cardinales”, recuerda, “En ese intervalo de tiempo nace mi hija mayor y fué cuando decidimos emigrar en una época en la que muchos compartieron la misma decisión”.
Corría el año 2001. Frente a una inflación creciente, el índice de pobreza que se arrimaba al 50%, una desocupación superior al 20% y la escasez de trabajo bien remunerado, ni lo pensó: “Estalló el corralito, los trabajos de mi marido en una empresa constructora se empezaron a cerrar y ahí fue cuando decidimos que debíamos marchar”.
La desición incluyó alejarse de toda su familia, “mis padres Juan Carlos y Nilda, mis hermanos Marcelo y Carlos, mi madrina y tía Coca y también mis primos Mary y José María Olaverría y Sergio, Edgardo, Leandro y Ricky Cano”, detalla.
Y reflexiona: “si algo aprendo día a día es que las cosas no pasan por pasar, nada es casualidad y todo tiene su porqué. A veces aunque resulte difícil, hay que tratar de mantener la calma y dar los pasos acertados para no errar”.
Seis años antes, en 1995, Viviana contraía matrimonio con Ivan Federico Schmiedt, “un muchacho de Alpachiri, el pueblo de mi madre” y el viaje de bodas los llevaba a Canadá por dos meses, lugar de residencia de la hermana de Iván. “nos gustó mucho, pero como mi marido había dejado su campo, decidimos volvernos a vivir a Alpachiri”.
Ya de regreso en Argentina, nunca pudo sacarse de la cabeza, la posibilidad de emigrar.
Era Chicago pero resultó Tenerife.
A España llegaron hace nueve años con la esperanza de casa, empleo y un futuro, tres cosas imposibles en la Argentina de ese entonces.
“Hasta dos días antes de partir nunca imaginamos venir a España”, confiesa, “la verdad es que habíamos sacado pasaje para ir a Chicago ya que como mi cuñada vive en Canadá nos iba a echar un cable, pero EEUU puso visa a los argentinos dos días antes de viajar y la aerolínea no nos devolvía el dinero, pero sí nos cambiaba el destino, así que fue así como caímos en España”, rememora y agrega “como no podíamos viajar los dos, decidimos que viajara él primero para ver como surgían las cosas y luego de dos meses y medio viajé yo sola con la nena mayor de un año y cuatro meses y ¡con solo 20 dolares en el bolsillo!, que me habían sobrado después de pagar mi pasaje y el porcentaje de mi hija”, ríe divertida. “Y así fue como comenzó nuestra gran aventura”, completa.
Atrás habían quedado las corridas desde su lugar de trabajo en la Cámara de Comercio de Santa Rosa a las casas de cambio a comprar dólares ni bien cobrado el sueldo, ya que aumentaba dos veces por día. Y a vender todo lo que tenían a precios a veces no demasiado convenientes, en una época en que el dinero se diluía como agua entre las manos.
Santaursulera por un tiempo
Santa Úrsula es un municipio español perteneciente a la provincia de Santa Cruz de Tenerife (Canarias). Con una superficie de 22,59 km² y una población de 14.143 habitantes (2010), se sitúa en la vertiente norte de la isla de Tenerife. “Allí estuvimos viviendo cuatro años. Si bien la experiencia en Canarias fue muy buena, ya que he cosechado gente linda y a la que aprecio un montón, no cumplía mis expectativas como el mejor lugar para criar a mis hijas, ya que yo pretendía que crecieran a un ritmo menos acelerado. La vida hoy cada vez va mas de prisa y la gente a veces deja de valorar lo realmente importante”, desarrolla, “Las islas son hermosas, pero para disfrutarlas de vacaciones, ya que estando allí, el ritmo es demasiado alocado, a pesar de que uno no se siente tan fuera de lugar porque hay gente de todos lados. Pasa que cuando llegamos no encontrábamos nada familiar, ni la música, ni las comidas e incluso en el idioma nos llevamos alguna que otra graciosa experiencia, ya que hablan el español pero con algunas palabras Guanche, que es el idioma nativo de allí, frente al mío que era una mezcla de todo un poco, algo así como el cagastellano del que hablaba Portales ”, sonríe.
“De Canarias me quedó la comida típica de allí que son las papas arrugadas, papas hervidas con cáscara y sal que cuando las secás se arrugan y para comerlas tienes que sacarles la piel con las manos. En la mesa las suelen acompañar con sardinas asadas”.
El alcalde, el padrino.
España es uno de los países europeos donde han sido abandonados más núcleos rurales, ya sea por su situación aislada, ya por su falta de perspectivas laborales o vitales para las nuevas generaciones. Muchos de esos pequeños pueblos intentan ser rehabilitados con nuevas técnicas y eficaces transportes para convertirlos en nuevos núcleos rurales y turísticos eficaces, ”éste país tiene ciudades importantes y luego lleno de pueblitos que se van despoblando con el tiempo y que están muy cercanos unos de otros, ya sea a cuatro kilómetros ó más”, explica Viviana quién junto a su familia al llegar a Alba de Yeltes, los esperaba un pueblo perdido y agonizante por falta de pobladores, “el pueblo tiene doscientos cincuenta habitantes permanentes y en verano se duplica, ya que la gente por motivos laborales se va a las ciudades pero están deseosos de retornar a su pueblo”, justifica.
Al año de residir en las Islas, “justo por navidad”, recuerda, “vemos en la tele que un pueblo llamado Cerradilla del Arroyo quería repoblarse para mantener el colegio abierto, y como mi marido no se encontraba a gusto allí no lo dudé y escribí una carta, pero como estábamos irregulares nunca nos respondieron”, se lamenta, “de todas maneras había sido mucho el sacrificio de venir, como para tirar la toalla así como así y aparte por nuestra hija decidimos que había que seguir luchando”. En el medio nace su segunda hija y la posibilidad concreta para Iván de obtener la ciudadanía española.
En 2004, el alcalde de Alba de Yeltes copia la idea de Cerradilla y decide buscar todas las cartas que éstos no habían respondido, “y fue así como me llamaron”, agrega.
El siete de enero de 2005 se mudan a este pequeño poblado, “donde encontré muchas tradiciones familiares que mis abuelos acostumbraban a hacer”, se entusiasma, “por ejemplo el huerto, a lo que con mi marido también nos enganchamos porque nos encanta el contacto con la naturaleza y el sabor de las cosas caseras. En verano cultivamos la verdura para las conservas y yo suelo sembrar zapallitos de tronco y ají amarillo, ya que mi padre Juan Carlos me envió una vez unas semillitas por correo. También al día de hoy siguen haciendo “la matanza”, similar a la carneada nuestra, de chorizos y jamón. Otra característica de esta zona es que hay muchos pueblos pequeños que cuentan con fábrica de embutido y jamones. Así que yo encantada, el primer tiempo que llegué, me la pasé degustando pan, chorizo y jamón con unos buenos mates”, se ríe.
Y se toma su tiempo para agradecer, “no puedo dejar de destacar que quien nos ayudó pero de forma personal, no como ayuntamiento, es Gerardo Marcos García, el alcalde y jefe de mi marido”, reconoce “más que nada porque es una excelentísima persona que nos acogió como de su familia”, y retribuye “es por eso que al nacer nuestra tercer hija lo elegimos para padrino. Pero adora a las tres como si fueran de ellos”, aclara.
En Alba de Yeltes, como todo pueblo español, la gente es muy religiosa y conserva mucho sus tradiciones, “hay un alto porcentaje de gente muy mayor, aquí es muy normal que los mas viejos lleguen a los cien años”, explica sobre los pobladores “quienes tienen costumbres de vida a veces muy antiguas o cosas que en argentina ya se superaron hace mucho”, y ejemplifica: “Algo que me causó mucha gracia es ver como la gente tiende la ropa en unos tendales que cuelgan sobre la pared exterior de la casa, así que tú pasas por la calle y ves como decorativo los calzones del viejo o de la vieja”. se divierte.”No tienen ningún problema”, “Además, hay muy baja natalidad y por eso cuando tienes un hijo aquí le dan la ciudadanía española, porque ellos quieren que ese niño se quede aquí”, añade.
“Otra cosa es que hay muchos problemas con el machismo existente, las mujeres suelen ser muy sumisas, con muchos prejuicios y la verdad es que después de tanto andar yo voy con mi propia filosofía, quien me acepta bien y quien no se lo perdió”, sonríe,“y otro problema es que son pocas las mujeres que sabemos conducir el coche, ya que la mujer suele estar a la espera de que sea su marido quien la lleve y quien la traiga, aparte me pasa que hay mujeres jóvenes de mi edad que visten como mujeres mayores mientras que yo voy a mi bola y a como mejor me sienta. remata.
“Uno viene creyendo en que España es todo cultura y evolución y te encontrás a veces con gente con escasa civilización, y lo cierto es que cuando llegamos aquí pensamos que esto seria muy superior de donde veniamos, pero la verdad es que en las ciudades notás mas evolución pero a las afueras hay como un estancamiento”, y se sincera “a mi esa sensación de retroceso es lo que me inquieta a pensar en cambiar de rumbo”.
Lo positivo de ser argentino
I) “La diferencia que siempre destaco de Argentina con España es que en Argentina la gente sabe vivir mejor, tiene otro sentido de la vida. Tenemos la chispa, ocurrencia y alegría que a los Españoles les gusta de nosotros, aunque a los mas conservadores les asusta nuestra forma de ser tan abierta y confiansuda”.
II) “Yo por mi parte extraño mucho toda mi gente, nuestros códigos, nuestra manera de ser. Aquí la gente usa poco su casa. Aquí todo pasa por el Bar, desde los negocios hasta la amistad, muy diferente a nosotros que nos encanta una buena tarde de charla con mate y tortas fritas”, agrega divertida.
III) “Yo para apalear un poco el desarraigo he aprendido a fuerza de coraje y algún consejito a hacer los pastelitos criollos, los alfajores, las medialunas y vigilantes. También hacemos el gancia, el dulce de leche, dulce de membrillo casero, los sorrentinos, ravioles y ñoquis que solemos comer casi todos los domingos, gracias en buena parte a que mi cuñada me envió los moldes desde Argentina, ya que aquí pastas es muy poco lo que los españoles consumen”.
IV) “Lo único de lo que me siento orgullosa es que al menos a mis hijas les he podido dejar como herencia de mi país su nombre, ya que las tres cuentan con un nombre del dialecto mapuche, y aquí me los dejaron poner porque tienen traducción al español, aunque hubo que tramitarlos para ello. La de nueve años se llama Aylen Piuquen (Corazón de Fuego), y lo cierto es que su carácter es algo explosivo. La de cinco se llama Elun Ey Ain (Regalo de Amor) y es la mas tímida y mimosa, y la peque de cuatro años se llama Rayen Huilen (Flor de Primavera), y es la más parecida a mí en todo sentido”.
V) “Algo que no cambiaría nunca es mi mate y nuestras comidas. Realmente en Argentina tenemos unos sabores exquisitos y una gran variedad de ellas. Otra cosa que extraño son los sandwiches de miga y el queso cuarterolo, ¡QUE RICO!, donde aquí lo mas parecido es un queso francés que se llama Brie”.
VI) “La gente aquí se sorprende de nuestra forma de vivir, nosotros siempre intentamos hacer cosas diferentes, Argentino que conocemos lo invitamos a casa y compartimos nuestras cosas, es como un baño de cariño mutuo”, se ríe.
VII) “Con respecto a ir a Argentina no me planteo volver definitivamente, pero sí me encantaría regresar de visita y que mis hijas conocieran mis raíces, pero aún no sabemos cuando llegará ese día. Un poco por lo costoso que resulta para los cinco y otra por la organización de cosas que hay que hacer. Como veran, mi vida es una aventura sin fín, pero a veces hay que servir para ello porque se puede llegar a sufrir mucho. Yo he podido cambiar mi chip y trato de sacarle ganancia a toda esa experiencia, pero no dejo de destacar que todo es a fuerza de lucha y ganas, a nadie le regalan nada y no todo lo que brilla es oro. Pero si tienes algo por lo que luchar, no lo abandones”.
VIII) “Desde que llegué a España me he dedicado a criar a mis tres niñas, mas que nada por no contar con familia cerca y porque cuando te vas, como suelo decir yo muy seguido, a la distancia todo se magnifica, todo se valora mas, así que me aferré mucho a mi pequeña familia, aunque como estoy acostumbrada a hacer algo siempre estoy metida en alguna cosa. En el pueblo, organizo con el ayuntamiento pequeños talleres para los niños de la zona y ahora que mis hijas ya van al cole estoy inmersa en un curso de ingles, por las dudas, jaja, ya que aun no puedo decir que este sea mi destino final. Como vereis somos bastante aventureros y es que cuando se corta el cordon umbilical y dejas todo como lo hemos echo nosotros, es muy dificil aquerenciarte nuevamente con otro sitio”.
Las Amigas que quedaron
“Con respecto a los amigos y compañeros, dejé muchos y aunque se que es imposible nombrar a todos, Julia Esther Ceschan fue y es una gran amiga a la que siempre llevo en mis mas lindos recuerdos. También Nelsa Schiel, Mariana Vargas, -que desde niñas fuímos vecinas y compartimos muchas tardes de juegos-, Mariángeles Santarelli, Andrea Verna, Silvina Eberle, Telma Pereyra, Marcela Kramer, Angela Wiedemann, Gabriela Señas, etc. La verdad es que me podría pasar todo el día dando nombres, ya que es mucha la gente que ha compartido mi vida. En cuanto a recuerdos hay un montón y yo con el tiempo me he vuelto una enamorada de la vida. Atesoro muchos recuerdos ya que todos, lindos o feos son enseñanzas para ser cada día mejor”, confiesa quién además es una excelente decoradora de tortas profesional en su pueblo, “¡nooo, soy solo repostera de coraje y mania ja ja, y si me las encargan las vendo!”
Momento Crucial
“¿Es esto lo que quiero para mi familia?”, “¿me veo acá de mas grande?”, piensa Viviana desde su casa pueblerina situada en una calle angosta, vieja y desierta. “por eso yo suelo decir que mi vida es una historia sin fín, hoy estoy aquí pero mañana no lo sé, solo intento dejarme llevar y ver que cosas tiene esta vida que ofrecerme”.
Es navidad. Las cuatro horas de diferencia a favor de ella marcan el final de la entrevista, “te voy a tener que dejar de momento, ya que aquí son las 24:37 de la noche y todos los míos se fueron a dormir, espero que no te hayas echo demasiado follón con tantos datos”, va cerrando en su “cagastellano básico”, “si mañana me pillas te sigo dando información, vale?”.
“¡Buenas noches y suerte!”, se despide, y el eco de su voz se pierde en lo inconmensurable de la World Wide Web como si se perdiera en una de las calles de Alba de Yeltes, casi siempre vacía.
“Esa sensación de retroceso es la que me inquieta a cambiar”, sintetizaba mas arriba. Por eso, el final de esta historia es abierto: sólo Iván y Viviana lo conocen.