Guatrachenses por el Mundo: Gladys Wach desde Córdoba.
30 años atrás, Gladys se veía forzada a dejar su Guatraché natal. Hoy desde un rinconcito de la ciudad de Córdoba, relata las vivencias de su paso por nuestra localidad.
“Los motivos fueron laborales de mi papá”, confiesa Gladys. “Estaba en Guatraché la empresa SANDRIN Hermanos que era vial, ahí trabajaba mi padre, hasta que lo trasladan a Tucumán por dos años”,….“Luego de la estadía en Tucumán es enviado a Córdoba. En un momento que vivíamos allí pensamos en volver a Guatraché, pero luego cae enfermo mi padre y muere, entonces mi madre se ve obligada a buscar trabajo en esta ciudad –por Córdoba-“, relata,… “luego llega el colegio secundario, la Universidad de mis hermanos, entonces todo se hizo mas fácil estando aquí”. “Aunque sin la familia eso fue muy duro, navidades sin abuelos, ni tíos, ni primos, nos hicimos los cuatro solos acá”, se sincera.
Es que uno debe reconstruir su identidad. Cambiar de lugar es como desarmarse para volver a unir todas las piezas de la personalidad de uno. Es ubicarse en otro escenario, otros sitios, casas, calles, olores, sabores.
El Pasado, una foto estática
Nació en Guatraché el 2 de Marzo de 1964, “y me sacaste la edad, che !!!”, se queja quién insistía en no querer largar ese dato. “Pero si sos jóven !!”, nuestra respuesta inmediata en busca de calmar la ira en una mujer a la que le descubren su tesoro mejor guardado.
Y es en este lugar donde Gladys Wach pasó a ser historia y su pasado una foto estática. Ese pasado escolar y sus vivencias que la hicieron ser quien es en la actualidad.
“En Guatraché hice el Jardín en el convento de las hermanas, al cual mi padre ayudó a edificarlo, y primero, segundo y tercer grado a medias en la Escuela 60. Luego la primaria la tuve que continuar en Tucumán y culminarla en Córdoba”, recuerda con un dejo de nostalgia.
Recuerdos de su pequeño mundo, Guatraché
“Recordado y querido. El escenario al fondo de la inmensa galería en la Escuela 60, las chimeneas grandes en los pasillos y una larga pileta detrás del escenario frente al aula que me albergó en mi primer grado. El olor a tierra mojada que dejaba el camión regador luego de su paso por la casa de mi abuela todas las tardecitas en Boulevard Palacios al 400. Las navidades que pasé en familia hasta que migramos al norte. La espera, sentada afuera de la casa, a mi Abuelo que regresaba de trabajar en la Escuela Agrotécnica y se bajaba saltando del camión !!. Los bailes en la Laguna, mi mamá se volvía roja de ahí !!!. La infancia entre vecinos que tomaban fresco en las veredas. La cordialidad de sus habitantes. Las calles del centro y los barrios de calles de tierra. Los recuerdos graciosos de cuando las tías de mi madre me visitaban en lo de mi Abuela, y ésta con un Alemán muy cruzado me llamaba: Claaaadis, levantate que vino la tía María”, sonríe.
El tiempo retenido en costumbres, anécdotas. También la impotencia por tener que irse tan lejos. Y un largo adiós a todo eso que a Gladys le dura hasta nuestros días.
“Por ahí me pongo triste, me encantaría vivir allá pero no por ahora, mi vida está formada acá, la rutina de mis hijos, sus estudios, sus parejas”.
De visita
Cada viaje de visita a su Guatraché es para Gladys como un volver a nacer.
“El año pasado fui a lo de mis tíos, y estas próximas vacaciones también pienso volver porque Guatra es mi cable a tierra. Cada rincón del pueblo tiene algo de mi niñez”.
También los lugares donde vivió y nombres de familias del lugar desfilan por su memoria: “Mi primera casa allá, donde hoy está la casa velatoria, luego mi segunda morada en la Zeballos arriba, cerquita del Ciclo Básico”,…..“Hector Ylz, Raul Ylz y Nancy Clemente son mis tíos. Mis padres Oscar René Wach y Nelida Esther Ilz” –le asentaron mal el apellido, aclara-. “Mis abuelos ya fallecidos, Conrado Ylz y Ana Dorotea Dietzel de Ylz, mis primas Gisela y Magali Ylz; y otros apellidos que me acuerdo son Klein, Fleytoux, Klug, Meirs”.
Y el desarraigo aún le cuesta, “porque allá la gente es especial, es lo mas hermoso que tienen, su gente. Acá, mucho eso no se vé”.
Pero no todas son flores. Bien vale el aporte constructivo en forma de crítica sobre el pueblo que también siente como suyo: “No le cambiaría casi nada a mi pueblo, quizás la apariencia a la fuente que está en la Zeballos, que colores tan horribles !!!”, ríe “y el Monumento a los Inmigrantes,….. faltó un poquito de imaginación, pero esta lindo igual”, se conforma, “Ojalá que Guatra no cambie, su gente es hermosa”, insiste y compara “Acá en Córdoba lo bueno es que tenes de todo y cerca, pero la gente es un tanto difícil, son histéricos, mal hablados, soberbios. Todo lo contrario a los guatrachenses, de los que destaco su educación. Por ejemplo, si viene gente caminando por una calle de tierra los autos bajan la velocidad para no ensuciar al que camina. Acá al contrario, te aceleran para ver como quedas de tierra, y eso y tantas otras cosas son de las que no me puedo acostumbrar. Hay gente buena, pero en el interior de Córdoba, en la ciudad lamentablemente no”.
Fotos y mas fotos
Para la mayoría de los Guatrachenses que residen lejos de su lugar, el chalet frente a la vía es una referencia imborrable: “La mansión de dos pisos a la orilla de las vías,…..te juro que si tuviera plata me la compro, adoro esa casa !!!!”, asegura, “….y también le saco fotos cada vez que voy !!!!”.
A pesar de su juventud, Gladys insiste: “deseo el día que me muera me lleven allá, tienen paz, ese don de gente de amigos donde todos se conocen, se saludan, se respetan, y está tan bonito el pueblo ahora !!!!….”.
Lo cotidiano
Fan de Cerati y Soda Stereo e hincha de la “Estrella Negra”, el club Pampero, sus otros placeres pasan por degustar los Strudels con Salsa, la torta alemana Riwwel Kuchen y sacar fotos de la laguna con el sol poniente, “naciente jamás porque me gusta dormir”, ríe a carcajadas, “……es que me encanta el llano pampeano, las rutas interminables, eso que acá no se ve –por Córdoba-, y sacarle foto a todo, tengo centenares de fotos…..”, se entusiasma quién inunda el facebook con instantáneas de su vida, y grita desde ahí: “lo extrañoooooooooooooo! quiero volver a mi lugar”.