Los restos de la carhuense desparecida en dictadura fueron encontrados en una fosa común en San Martín; un análisis de ADN realizado por investigadores del Centro de Antropología Forense permitió determinar su identidad. Su hermana Zulma lamenta que la vida no haya dado la oportunidad de que sus padres sepan cuál fue el destino de Norma.
Los restos de la carhuense Norma Robert de Andreu, desaparecida como tantos otros en tiempos del proceso militar en Argentina, fueron hallados hace poco tiempo en una fosa común en un cementerio de San Martín, después del trabajo de los investigadores del Centro de Antropología Forense, quienes tras comparar el ADN de los restos con el de sus dos hermanas Zulma y Nancy, otorgaron la certeza del vínculo.
Al respecto, y lamentando en todo momento que sus padres no vivieran ya para conocer cuál fue la verdad acerca del destino de Norma, Zulma Robert habló del tema.
“Mi hermana Norma, una chica vivaz, muy adelantada para la época, estaba estudiando arquitectura en la Universidad Nacional de La Plata; era maestra, profesora de dibujo y pintura y de piano, y un tiempo antes de terminar la carrera, conoció a quien luego fue su esposo, Edgardo Miguel Ángel Andreu, oriundo de Bahía Blanca, con quien se casó cuando le restaban tres finales para recibirse, aunque había terminado de cursar su carrera”, contó.
“En La Plata, el 5 ó 6 de octubre de 1976, Edgardo, a quien le restaban seis finales para concluir medicina, salió a la calle para no regresar ya nunca más. Ante ese suceso, Norma lo llama a papá para comentarle lo que estaba pasando, y él le pide que se quede en su casa que la iría a buscar”, añadió Zulma Robert.
Fue el 15 de octubre de 1976
“Así llegó a Carhué, e inmediatamente, el escribano Daniel Maugeri, que en aquel entonces era socio de papá, dijo de sacarla del país en 24 horas, pero ingenuamente, Norma se negó diciendo que no había razón para hacerlo porque ella no había hecho nada”, aseguró la hermana de la desaparecida.
“Con ella en casa llegamos al 15 de octubre, era un sábado al atardecer previo al Día de la Madre; Nancy y yo estábamos en la Iglesia, en un casamiento, y Norma junto al resto de la familia quedaron porque ella estaba esperando a Vilma y a Agustín Guereño quienes la habían consultado para hacer los planos de su casa”, recordó.
“Supimos que los captores primero habían estado en la Comisaría y luego llegaron a nuestro domicilio, a la vuelta, ya que en ese momento vivíamos en Roque Sáenz Peña N° 1176, entre Belgrano y Moreno”, relató.
“Tocaron timbre y salió papá, lo apuntaron y entraron, revolvieron la casa, el escritorio, los papeles y libros y luego se la llevaron. Al salir, papá le preguntó si quería llevarse dinero, y los captores le dijeron que no le diera, que no era necesario, que mañana se la traerían, que se la llevaban a declarar para devolverla, lo que obviamente, nunca sucedió”.
“Cuando regresamos de la Iglesia la casa era un caos, mamá estaba en la cama siendo atendida por un médico a causa de un ataque de nervios, estaba todo revuelto, reinaba el dolor y supimos inmediatamente que algo se quebraba en nuestra familia”, dijo.
“En principio la habían ido a buscar a casa de sus suegros, porque quienes la llevaron pertenecían al V Cuerpo de Ejército de Bahía Blanca, y pese a que aún están sueltos, irán a juicio y serán condenados, porque la parte legal del tema está encaminada y así nos lo han informado”, añadió.
El peregrinaje
Zulma Robert contó también que “ese atardecer de octubre inició un peregrinaje de años en la búsqueda de Norma, fueron viajes, denuncias, malos momentos, chocar contra la nada permanentemente, y el camino a la muerte de mis padres. En ese andar, se seguían datos que podían darnos, en alguna oportunidad nos dijeron que la habían visto en Trelew, como en otras tantas partes a las que papá fue en su búsqueda; otra vez, que estaba en el Pozo de Banfield, pero nada sucedió”.
“En tanto, yo debí volver y abandonar mi carrera de profesorado en Ciencias de la Educación; para mis padres La Plata era sinónimo de dolor y nunca más pisaron esa ciudad. Encontrar a Norma y su esposo, con quien se había casado el 26 de enero de 1974 acá en Carhué, era la misión de mi padre que nunca tuvo sus frutos, porque según tenemos entendido, el destino de Edgardo fue el Río de La Plata en uno de esos vuelos de la muerte”, amplió.
El camino al hallazgo
En tanto, sobre cómo inicia el camino que les permite hallar los restos de Norma, quien actualmente tendría 58 años, uno menos que su esposo, Zulma Robert señaló: “A principios de 2008, recibimos un llamado del Centro de Antropología Forense, desde donde estaban llevando adelante un trabajo de identificación de restos encontrados en distintos lugares como NN, y nos citaban para un análisis de ADN, pero como mamá estaba en ese momento con los días contados, ya que falleció en abril de ese año, en principio resolvimos no decir nada; tras su muerte, con Nancy viajamos a Buenos Aires para que nos hagan la extracción de sangre, aunque debo confesar que fuimos sin ningún tipo de esperanzas”.
“En el mismo sitio que estuvimos, donde nos atendieron muy cordialmente, otras 5000 personas, todas víctimas del terrorismo de Estado como nosotros, se sometieron a análisis, pero sabemos que hasta ahora sólo 500 personas encontraron a sus familiares a través de este método”, acotó.
“Esa información genética fue enviada a los Estados Unidos, donde intervino el FBI, dado que en nuestro país no hay tecnologías apropiadas, y el 22 de diciembre de 2009, nos avisaron que los restos completos de una NN encontrada en una fosa común en San Martín, era en un 99,9999% hermana de quienes habían enviado las muestras; y según nos informaron, restan aún unos seis meses, lo que demanda el trabajo de la justicia argentina y los trámites correspondientes de nuestra parte, para que puedan entregarnos los restos de Norma”, precisó la hermana de la desaparecida.
Cerrar un capítulo
Zulma Robert subrayó que “con esta información que nos han dado acerca del hallazgo de sus restos, siento que a nivel familiar cerramos un capítulo de sufrimiento y mucho dolor por no saber; sigue el lógico, el que genera el haber pedido un ser querido; y lo que lamentamos profundamente es que nuestros padres no estén para saber esto; ellos murieron con la angustia de no haberla encontrado. Mamá, estando ya en la cama, en sus últimos días, me preguntó cuándo iba a venir Norma, con lo cual pude comprender que el tema de su hija desaparecida nunca la había abandonado”.
“Ahora sabemos cuál fue su destino -aseveró-, y al menos tendremos un lugar para llevarle una flor; pero el dolor de la incertidumbre, durante 34 años lo ganó todo, sólo empezó a amortiguarse hace 18 años, a partir del nacimiento de mi sobrino Kevin, hijo de Yamil, dado que un chiquito, en esta casa fue motivo para que mis padres puedan seguir luchando y viviendo”.
Para finalizar, Zulma Robert aseguró que “en este momento, compartimos la noticia del hallazgo con la comunidad porque Norma es nuestra hermana, pero al mismo tiempo una hija de Carhué que lamentablemente formó parte de un tristísimo capítulo de la historia argentina”, y dirigiéndose a las otras víctimas del terrorismo de Estado que aún no han hallado a sus seres queridos, pidió “que sigan buscando, que quizá de la forma más inesperada, al igual que nosotros, logren en algún momento conocer el paradero de su familiar”.
Y concluyó, agradeciendo “al escribano Daniel Maugeri, que acompañó a mi padre incondicionalmente en su búsqueda encarada de lejos y en soledad, así como a todas aquellas personas que se solidarizaron con nosotros a través del tiempo”.