La política pampeana:  gobernar en la era  de la emergencia

La política pampeana: gobernar en la era de la emergencia

Por Norberto G. Asquini

Son tiempos en que las urgencias marcan la agencia de los gobiernos. Asistimos en la política nacional a la era de una economía de emergencia, un gobierno que trata de salir de la crisis con medidas para administrar la escasez y hacer frente a las deudas sociales, y esto repercute en el resto de las gestiones. La Pampa, tanto en la Provincia como en los municipios, son parte de este presente.

El tiempo de la emergencia

El consultor Mario Riorda en una entrevista habló sobre el “encuadre dramático” como rasgo de la presidencia de Alberto Fernández. Analiza que desde el gobierno “no hay que quitarle ni un segundo de dramatismo a la situación definida como de emergencia. Un eufemismo de una palabra mayor y más potente: crisis. Estamos en crisis. La emergencia es el soporte argumental de la excepcionalidad. En situación de emergencia, se atiende a lo importante, y todo lo demás se relega. Para las malas noticias, hay crisis. Para las buenas, también”. Y describe un nuevo relato: el de la “solidaridad”, un concepto absolutamente ideologizado, progresivo y claro. Quién más tiene, más aporta.

La Ley de Emergencia Nacional, el “dólar solidario”, la tarjeta alimentaria, los precios cuidados, por nombrar algunas medidas, son parte del rumbo del gobierno nacional que afrontar este presente, buscando aire para negociar con el FMI y los acreedores extranjeros, y tratar de estabilizar las cuentas macro. El horizonte se empezará a vislumbrar en febrero o marzo con el resultado del plan de estabilización. Ahí se definirá la economía de lo que resto del año.

Pidiendo, y esperando

En una columna anterior sobre los primeros pasos de la gestión del gobernador Sergio Ziliotto y de su estilo inicial, se habló de la catarata de anuncios y del acento puesto en la gestión en el plano comunicativo del nuevo gobierno.

Pero Ziliotto, si bien realiza anuncios apuntando a la economía local y a obras provinciales necesarias como viviendas sociales, no puede escaparle al escenario general. Necesita de los fondos nacionales para concretar los proyectos pensados. De ahí que, como otros gobernadores, haya estado en Casa Rosada reclamando la plata que le debe Nación a la provincia y también para que lleguen para obras, sobre todo para las casas. Habló también que espera que no haya más “discriminación” por parte del gobierno central.

Ziliotto pide y tiene que hacerlo. Ya todos los gobernadores han hecho lo mismo. Las visitas con foto incluida con funcionarios nacionales son la postal de estos tiempos para las principales gestiones. Tiempos de acercamientos y de vislumbrar qué puede ocurrir a futuro. Con provincias endeudadas y que requieren auxilio, el presidente ya envió anticipos para Chubut, Chaco, Río Negro, Santa Cruz y Tucumán y suspendió el Consenso Federal. Hay jurisdicciones como Buenos Aires y Santa Fe que deben votar leyes para tratar de paliar la mala situación de sus cuentas.

En este marco, ¿qué pasa con La Pampa? No está en las mismas condiciones que la gran mayoría. Pero necesita la plata de Nación para ponerse en marcha en obras y producción. De ahí que se espere que esta vez la provincia sea atendida por el nuevo gobierno peronista. Pero también el gobierno sabe que esos fondos comenzarán a llegar en la medida que la economía nacional comience a marchar. “Después del arreglo con el FMI puede empezar a moverse la cosa”, afirma un funcionario de Hacienda.

Gestiones en emergencia

La emergencia es parte de todas las gestiones golpeadas por una situación económica crítica heredada del macrismo, de la que ahora se tiene que hacer cargo el peronismo. En La Pampa Ziliotto hizo anuncios sobre sus proyectos, pero también sobre medidas para enfrentar la crisis actual. Los créditos productivos con tasas “impagables”, la necesidad de la tarjeta alimentaria, el plan de precios bajos para las fiestas de fin de año, por mencionar algunas, sirven para paliar situaciones críticas del momento, que se atienden con fondos propios.

Las municipalidades tampoco le escapan a la norma. Algunas pidieron auxilio para poder pagar el bono de fin de año a sus empleados y empleadas. Fueron asistidas 28, entre ellas Santa Rosa, General Pico y General Acha. La plata no alcanza. En Santa Rosa el boleto del colectivo se congela y la herencia de la gestión anterior en cuanto materiales, equipos e instalaciones es una queja permanente porque se tendrán que hacer cargo las autoridades actuales. En General Pico los servicios públicos concesionados con la Cooperativa muestran desfasajes, como el agua potable y cloacas y hasta el transporte público.

Los sueldos políticos en las localidades han sido un tema que es parte de esta emergencia. En cada pueblo se definió con distinto criterio: estuvieron quienes asumieron el costo económico de no aumentarse y quienes asumieron el costo social de hacerlo. En tiempos de inflación los aumentos son necesarios, pero algunos no caen tan bien como otros. Ahora llegará el momento de otras decisiones poco agradables para la sociedad como adecuar tarifas y los impuestos municipales.

En este marco la oposición ha jugado a correr de atrás al gobierno provincial en lo que pudo. Pedidos para sacar el Sircreb (que ya se había propuesto en otros momentos) o el congelamiento de tarifas a cooperativas, por ejemplo, son medidas lanzadas por los ex socios de Juntos por el Cambio para intentar beneficiar ahora a quienes fueron golpeados por el rumbo económico del macrismo que estas fuerzas sostuvieron, con más énfasis el PRO, más disimulado la UCR, durante los últimos cuatro años.

El gobierno de La Pampa analiza el rumbo del gobierno nacional y espera que pueda enderezar la economía. La esperanza está puesta en que en algún momento, lo urgente deje paso a lo importante. Que la emergencia le dé lugar a la gestión.

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La política pampeana:  gobernar en la era  de la emergencia

La política pampeana: gobernar en la era de la emergencia

Por Norberto G. Asquini

Son tiempos en que las urgencias marcan la agencia de los gobiernos. Asistimos en la política nacional a la era de una economía de emergencia, un gobierno que trata de salir de la crisis con medidas para administrar la escasez y hacer frente a las deudas sociales, y esto repercute en el resto de las gestiones. La Pampa, tanto en la Provincia como en los municipios, son parte de este presente.

El tiempo de la emergencia

El consultor Mario Riorda en una entrevista habló sobre el “encuadre dramático” como rasgo de la presidencia de Alberto Fernández. Analiza que desde el gobierno “no hay que quitarle ni un segundo de dramatismo a la situación definida como de emergencia. Un eufemismo de una palabra mayor y más potente: crisis. Estamos en crisis. La emergencia es el soporte argumental de la excepcionalidad. En situación de emergencia, se atiende a lo importante, y todo lo demás se relega. Para las malas noticias, hay crisis. Para las buenas, también”. Y describe un nuevo relato: el de la “solidaridad”, un concepto absolutamente ideologizado, progresivo y claro. Quién más tiene, más aporta.

La Ley de Emergencia Nacional, el “dólar solidario”, la tarjeta alimentaria, los precios cuidados, por nombrar algunas medidas, son parte del rumbo del gobierno nacional que afrontar este presente, buscando aire para negociar con el FMI y los acreedores extranjeros, y tratar de estabilizar las cuentas macro. El horizonte se empezará a vislumbrar en febrero o marzo con el resultado del plan de estabilización. Ahí se definirá la economía de lo que resto del año.

Pidiendo, y esperando

En una columna anterior sobre los primeros pasos de la gestión del gobernador Sergio Ziliotto y de su estilo inicial, se habló de la catarata de anuncios y del acento puesto en la gestión en el plano comunicativo del nuevo gobierno.

Pero Ziliotto, si bien realiza anuncios apuntando a la economía local y a obras provinciales necesarias como viviendas sociales, no puede escaparle al escenario general. Necesita de los fondos nacionales para concretar los proyectos pensados. De ahí que, como otros gobernadores, haya estado en Casa Rosada reclamando la plata que le debe Nación a la provincia y también para que lleguen para obras, sobre todo para las casas. Habló también que espera que no haya más “discriminación” por parte del gobierno central.

Ziliotto pide y tiene que hacerlo. Ya todos los gobernadores han hecho lo mismo. Las visitas con foto incluida con funcionarios nacionales son la postal de estos tiempos para las principales gestiones. Tiempos de acercamientos y de vislumbrar qué puede ocurrir a futuro. Con provincias endeudadas y que requieren auxilio, el presidente ya envió anticipos para Chubut, Chaco, Río Negro, Santa Cruz y Tucumán y suspendió el Consenso Federal. Hay jurisdicciones como Buenos Aires y Santa Fe que deben votar leyes para tratar de paliar la mala situación de sus cuentas.

En este marco, ¿qué pasa con La Pampa? No está en las mismas condiciones que la gran mayoría. Pero necesita la plata de Nación para ponerse en marcha en obras y producción. De ahí que se espere que esta vez la provincia sea atendida por el nuevo gobierno peronista. Pero también el gobierno sabe que esos fondos comenzarán a llegar en la medida que la economía nacional comience a marchar. “Después del arreglo con el FMI puede empezar a moverse la cosa”, afirma un funcionario de Hacienda.

Gestiones en emergencia

La emergencia es parte de todas las gestiones golpeadas por una situación económica crítica heredada del macrismo, de la que ahora se tiene que hacer cargo el peronismo. En La Pampa Ziliotto hizo anuncios sobre sus proyectos, pero también sobre medidas para enfrentar la crisis actual. Los créditos productivos con tasas “impagables”, la necesidad de la tarjeta alimentaria, el plan de precios bajos para las fiestas de fin de año, por mencionar algunas, sirven para paliar situaciones críticas del momento, que se atienden con fondos propios.

Las municipalidades tampoco le escapan a la norma. Algunas pidieron auxilio para poder pagar el bono de fin de año a sus empleados y empleadas. Fueron asistidas 28, entre ellas Santa Rosa, General Pico y General Acha. La plata no alcanza. En Santa Rosa el boleto del colectivo se congela y la herencia de la gestión anterior en cuanto materiales, equipos e instalaciones es una queja permanente porque se tendrán que hacer cargo las autoridades actuales. En General Pico los servicios públicos concesionados con la Cooperativa muestran desfasajes, como el agua potable y cloacas y hasta el transporte público.

Los sueldos políticos en las localidades han sido un tema que es parte de esta emergencia. En cada pueblo se definió con distinto criterio: estuvieron quienes asumieron el costo económico de no aumentarse y quienes asumieron el costo social de hacerlo. En tiempos de inflación los aumentos son necesarios, pero algunos no caen tan bien como otros. Ahora llegará el momento de otras decisiones poco agradables para la sociedad como adecuar tarifas y los impuestos municipales.

En este marco la oposición ha jugado a correr de atrás al gobierno provincial en lo que pudo. Pedidos para sacar el Sircreb (que ya se había propuesto en otros momentos) o el congelamiento de tarifas a cooperativas, por ejemplo, son medidas lanzadas por los ex socios de Juntos por el Cambio para intentar beneficiar ahora a quienes fueron golpeados por el rumbo económico del macrismo que estas fuerzas sostuvieron, con más énfasis el PRO, más disimulado la UCR, durante los últimos cuatro años.

El gobierno de La Pampa analiza el rumbo del gobierno nacional y espera que pueda enderezar la economía. La esperanza está puesta en que en algún momento, lo urgente deje paso a lo importante. Que la emergencia le dé lugar a la gestión.

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Ziliotto, la catarata  informativa y el acento  puesto en la gestión

Ziliotto, la catarata informativa y el acento puesto en la gestión

Norberto G. Asquini

En las primeras semanas del gobernador Sergio Ziliotto, que aún no llegó al mes en el cargo, asistimos a una desenfrenada catarata de anuncios, visitas y reuniones que han mostrado una dinámica nueva, pero a la vez una densidad informativa difícil de seguir.

Ziliotto ha lanzado anuncios sobre programas y obras que pondrá en marcha, se reunió con los y las intendentes, visitó localidades donde también hubo novedades para el futuro de esas poblaciones y se sentó con todos los sectores, desde los sindicatos hasta los ruralistas y también las cooperativas. Gestos, lanzamientos y promesas que marcan las primeras líneas de una nueva gestión.

Esta catarata informativa parece competir consigo misma: en el mismo día se superponen varias noticias en la agenda del ecosistema de medios provincial. No se llega a instalar una idea, que ya la toma por asalto la próxima.

Causas de la catarata

Esta agenda tiene que ver con varias cuestiones que se superponen y potencian. Por un lado, la necesidad de Ziliotto de acumular un capital político propio. Llegó a gobernador de la mano del ex gobernador Carlos Verna y por la necesidad de una sucesión forzada que lo tuvo como el elegido al cargo. Pero también elegido por más del 52% de las y los pampeanos que vieron en él la posibilidad de un gobernador que enfrentara al modelo nacional de ese momento. A partir de ahora, hace su propio camino, debe mostrar gestión y fortalecerse en el cargo.

Por otro, tenemos la agenda nacional que también dinamiza a las provinciales. Ziliotto no ha tenido los problemas y tropiezos en los que se encuentran algunos mandatarios, como el caso de Provincia de Buenos Aires o Santa Fe, por nombrar ejemplos de quienes recién inician, en las que deben lanzar medidas para paliar la crisis y enfrentar una oposición decidida. La agenda nacional influye y las medidas que tome el presidente Alberto Fernández repercuten en la provincia. El tema de la actualización de las retenciones ha sido una. Ziliotto tuvo que intervenir y hablar frente a los ruralistas de la segmentación de las mismas.

En este sentido, habrá que ver cómo se congenia la crisis económica nacional y las medidas tomadas por el presidente con la agenda local. Cómo se compensa una mayor carga impositiva nacional, y provincial, con la necesidad política de incrementar el consumo.

Y también esa catarata informativa está en relación con una gestión que inicia y que tuvo siete largos meses de transición, en la que los elegidos para ocupar ministerios y otros cargos de relevancia en el organigrama provincial tuvieron más tiempo que en pasadas administraciones a conformar sus líneas de trabajo y ahora quieren aplicarlas. Lo que contrasta con los últimos meses de Verna en el cargo, un gobierno en piloto automático que se estaba yendo y que vivía los frenos impuestos por los tiempos electorales.

Pensar en gestión

Esta dinámica quiere mostrar a un nuevo gobierno en acción y con iniciativas. Ziliotto quiere aprovechar estos primeros tiempos para mostrar lo que pretende.

Un columnista político de un medio nacional indicó hace unos días que el futuro de los nuevos administradores de la cosa pública se definirá de ahora en más por las gestiones. Tanto en la Nación, como en las provincias, a diferencia de otros tiempos, no tendrán los nuevos gobiernos una luna de miel muy prolongada de parte de la sociedad. Eso lo vivió en Chubut el gobernador peronista Mariano Arcioni con el conflicto docente hace unos meses, y lo vive ahora el radical mendocino Rodolfo Suárez con su ley de minería contaminante. La gente ya no tiene paciencia.

La sociedad demanda respuestas. Esto es así en lo nacional con una economía en recesión, como a nivel provincial y también en lo municipal. Las primeras medidas lanzadas por el intendente de Santa Rosa, Luciano di Nápoli, y la de General Pico, Fernanda Alonso, como los anuncios millonarios en respaldo de ambos gobiernos por parte de Ziliotto, van en ese sentido. Hacer gestión marca la agenda local, y también se observa en los primeros pasos del intendente achense Abel Sabarots, quien también se ha hecho eco de los reclamos sociales y tiene un día a día marcado por una sucesión de hechos y señales a las y los vecinos frente a la devastación que dejó la administración anterior.

Las gestiones están iniciando y saben que la gente necesita que les cambien la vida. A eso está apuntando cada gobierno. Ahora inicia 2020, año que no será fácil.

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El año político: del  regreso del peronismo  a la caída anunciada

El año político: del regreso del peronismo a la caída anunciada

Por Norberto G. Asquini

El año político 2019 fue largo, muy largo, para La Pampa. En febrero se realizaron las primeras elecciones, las internas, que abrieron la agenda electoral del país. El contundente triunfo del frente peronista y después una larga espera, una transición provincial tranquila y el escenario nacional entre FF y Macri que dominó el fin de año.

La estrategia en la crisis

El PJ pampeano mostró en 2019 porqué es el oficialismo en la provincia desde 1983, extendiendo por cuarenta años sus gobiernos. Fue en parte a su estrategia electoral y política provincial, pero también porque supo manejarse, y aprovechar, el escenario nacional. En las tres elecciones que se disputaron (la provincial de mayo, las PASO nacionales en agosto y las presidenciales en octubre) logró más del 50% de los votos. La oposición, como siempre, quedó dividida y mirando los resultados con resignación.

El peronismo en el poder quedó legitimado una vez más en La Pampa en unas elecciones que marcaron la transición no de un gobernador a otro (Carlos Verna a Sergio Ziliotto) sino en lo que parece de una generación de dirigentes a otra (la de los políticos del 83 a los y las del siglo XXI). Las y los actores van pasando, pero la escenografía es la misma.

La estrategia del PJ en 2019 se modificó con respecto a otras coyunturas electorales. Fue motivado por el ajustadísimo triunfo de las legislativas de 2017 frente al macrismo y su ola amarilla, y la sucesión forzada de Verna, que a fines del año anterior había anunciado que no se presentaría a la reelección ya que debía afrontar el tratamiento de un enfermedad. Se desdoblaron las elecciones locales de las nacionales, se las adelantó (y bastante) y el PJ armó por primera vez una coalición electoral con varios partidos, el Frente Justicialista Pampeano. Se evitaba así cualquier injerencia del escenario nacional en el provincial: por un lado, la división que todavía reinaba en el peronismo nacional, por otro una posible recuperación del macrismo. Pero todo se fue desencadenando, forzado por una realidad económica y social de un país llevado a la crisis por las recetas macristas, a la unidad del justicialismo y a la debacle anunciada de todo lo que estuviera vinculado al presidente Macri.

El peronismo, una vez más

Vamos a mirar en perspectiva cada resultado. En febrero fueron las internas a gobernador del Cambiemos pampeano y del Frejupa en Santa Rosa (y en otras localidades). La derrota del macrista Carlos Mac Allister frente al radical Daniel Kroneberger sepultó las aspiraciones del PRO y marcó un estado de ánimo de la sociedad. Esa elección hizo ruido sobre todo a nivel nacional, porque fue la primera de una serie de derrotas de Macri en las provincias.

El “cisne negro” de ese domingo fue la victoria del kirchnerista Luciano di Nápoli en Santa Rosa. Fue el regreso del kirchnerismo a un lugar de poder y haciéndose espacio en la nueva configuración del peronismo pampeano.

Las elecciones de mayo ratificaron lo que se presentía, pero con un resultado aún más abultado del esperado: Ziliotto se convirtió en gobernador con el 52%, legitimando electoralmente su llegada al poder. Los contundentes triunfos en Santa Rosa y General Pico y los 17 legisladores provinciales logrados dieron cuenta de ese predominio. Cambiemos salió más airoso de lo esperado, aunque muy lejos, entre la división permanente de sus socios, la caída de la imagen presidencial y la representación provincial incómoda que tenían sus candidato de un gobierno nacional que hacía agua.

Siete largos meses

Desde el 19 de mayo al 10 de diciembre pasarían casi siete meses de transición en La Pampa. En agosto fueron las PASO nacionales, a las que el peronismo llegó fortalecido con la fórmula Fernández-Fernández y el macrismo tan cuestionado que tuvo que cambiar hasta su nombre por Juntos por el Cambio para hacer frente a esa votación.

El Frente de Todos unió al peronismo nacional y ratificó el rumbo del peronismo pampeano. De hecho, el gobernador Verna fue destacado como el hacedor de ese milagro político.

Las elecciones primarias le dieron un golpe al gobierno macrista. En La Pampa se repitió la sorpresa nacional de las urnas y el desacierto, una vez más, de los pronósticos de las encuestadoras: 50% a 32% a presidente y 53% a 35% en diputados nacionales.

De la euforia del peronismo a la remontada del macrismo se vivieron los meses siguientes. Las generales de octubre mostraron la bipolaridad entre el peronismo y el antiperonismo en La Pampa, como a nivel nacional. Fernández obtuvo el 50% y Macri el 37% en territorio pampeano. Los resultados dieron cuenta de que este predominio le sirve al justicialismo para sostener el poder y la permanencia del “Estado peronista”; pero la oposición, si bien canaliza a los descontentos, en su permanente dispersión y falta de rumbo no llega a ser una opción real para competir por el gobierno.

Lo profundo y el disfraz

La Pampa inicia un nuevo gobierno. Las autoridades electas en mayo y los nombramientos en cada gabinete, mostraron una renovación en los cuadros dirigenciales. En el peronismo tenemos el inicio de una gestión nueva y un gobernador que quiere construir su propio capital político, como también la reconfiguración del peronismo con el vernismo al mando y el kirchnerismo como aliado. En la oposición, todo parece quedar como siempre: las divisiones entre los socios, y el internismo de la fuerza central, los radicales, son más importantes que cualquier consenso.

El 2019 pareció transformar el escenario político provincial y nacional, aunque en La Pampa no parezca cambiar nada en el fondo. “Todo lo profundo ama el disfraz”, afirma Soda Stereo, y bien que se puede aplicar al escenario descripto.

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UCR-PRO y la ruptura  con menos sorpresas  de la política

UCR-PRO y la ruptura con menos sorpresas de la política

Norberto G. Asquini

“Solo se blanqueó lo que siempre ha ocurrido”, afirma un dirigente del PRO al autor sobre el nuevo distanciamiento de esa fuerza y la UCR en La Pampa, tanto en los hechos como en palabras. En los hechos porque nuevamente los diputados electos este año parece harán bloques separados, como hasta ahora. En palabras, porque los cruces de unos y otros, al menos de algunos de los principales dirigentes, no dejaron duda de las diferencias políticas y personales.

Es una alianza imposible, porque ambos no tienen piel con el otro. Pero también en lo informal sigue siendo una alianza virtual: los mantiene unidos a pesar de todo que a nivel nacional el frente ex Cambiemos-Juntos por el Cambio se mantendrá unido frente al peronismo en el poder. En la provincia la ruptura es también una circunstancia: los une un mismo electorado, un competidor a enfrentar y esa misma alianza nacional. La dinámica es separarse dos años para terminar ir yendo juntos a elecciones. Casi como en el mito de Sísifo, la piedra vuelve siempre al mismo lugar por más que la quieran alejar.

La vida los separa

A nivel nacional se está reconfigurando la coalición antiperonista, ahora la principal fuerza opositora en el Congreso. Habrá bloques separados entre el PRO, los radicales y los “lilitos”, unidos por un interbloque. Al interior de cada partido también hay disputas de poder para posicionarse hacia adelante, y que se hicieron notar en la elección de las autoridades de cada bloque. Mauricio Macri sigue siendo el principal dirigente, pero no el único. María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta, entre los principales, de su tropa y Gerardo Morales o Alfredo Cornejo de los radicales, pelean espacios y liderazgos.

En La Pampa el nuevo distanciamiento se dio por una serie de malentendidos e interpretaciones que tienen como basamento diferencias de origen. Nunca pudo cuajar una alianza con mínimos consensos que pudiera construir una coalición. La oposición en La Pampa va tejiendo pacientemente su propia frustración que estalla cada cuatro años.

No hubo sorpresa en lo que pasó. Solo se blanqueó una situación que ya había ocurrido en 2015 cuando eran Propuesta Frepam y los bloques legislativos se dividieron tras la elección. Se mantuvo una situación de tensión en los siguientes cuatro años, que se disparó con la interna de febrero de este año. En medio, nunca hubo interés entre ambos de unidad.

Rupturistas y consensos

En los últimos días se intentaron los primeros acercamientos para ver si se iba a conformar un solo bloque de Juntos por el Cambio-ex Cambiemos, o como se quiera llamar ahora esa alianza en el posmacrismo. Se quería encontrar una fórmula: el PRO pretendía un solo bloque y el radicalismo un “interbloque”, o sea en lo formal bloques separados que coordinan proyectos y posturas frente al PJ. Como lo tuvieron en 1999 con el Fregen en tiempos de la Alianza.

El problema son las palabras. Hubo una reunión de radicales en Guatraché promovida por los “rupturistas” con el PRO. Se dijeron cosas. Y no cayeron bien en el macrismo que enseguida disparó contra cualquier acuerdo.

Los medios se hicieron eco de los rupturistas cuyas palabras resonaron más fuerte. Pero hay distintas posturas al interior de los y las radicales. Están los más críticos a la alianza con el PRO, y están quienes pretenden construir acuerdos mínimos. Están los que quieren bloques legislativos unificados, como en General Acha o General San Martín (en Acha con intendente radical, en San Martín con uno del PRO), o bloques separados, como en Santa Rosa o en Guatraché, punta de lanza del rupturismo (justo en tierra donde Macri gana y gana). Depende de cada realidad. En medio, dirigentes de sectores minoritarios que torpedean con sus declaraciones cualquier acercamiento al no tener la responsabilidad de construir puentes.

Internismo y justificaciones

Pero, ¿cómo conformar una coalición con otro partidos cuando hacia adentro el internismo es una fuerza movilizadora de rencores y disputas dentro de la UCR? “Poli” Altolaguirre disparó contra los radicales que ocupan lugares de la oposición en organismos estatales. Por supuesto, le apuntaba a un torrobista. En General Pico Patricia Testa renunció a su banca por cuestiones personales y por la mala relación con otro concejal de su mismo partido, y ahora los no torrobistas quieren expulsarla.

La falta de autocrítica (Altolaguirre después de tres años de una presidencia en la que la UCR solo tuvo pérdidas, afirma que todo es culpa del PJ) y el germen del internismo (los radicales son minoritarios en Pico frente al PRO y ahora quieren expulsar a la dirigente mejor posicionada) recorren las filas radicales. El debate interno tampoco se armoniza porque si bien hay dirigentes de peso político, no hay líderes que aglutinen consensos. Solo pertenecer a un partido orgánico ha evitado el estallido.

En el PRO hay también diferencias internas. Pero hay figuras que concentran las decisiones como “Colo” Mac Allister (sin cargo y sin hacerse ver mucho, pero presente) y el diputado Martín Maquieyra en el norte, con base en General Pico, y un bloque en diputados más homogéneo que el anterior.

A esta altura de la columna, y después de analizar la situación, un dirigente radical advierte que “no somos los únicos divididos o con problemas, el peronismo también los tiene”. Hay una diferencia sustancial que da por tierra con las justificaciones: el peronismo tiene el poder que ordena y disciplina. La lógica de “el que pierde acompaña”.

Queda claro que los opositores que quieren construir, y que los hay, de un lado y del otro, se encuentran con que enfrente (o mejor dicho, a su lado) están los que dinamitan con sus palabras cualquier posibilidad superadora. Sísifo en el mito es el héroe absurdo, por más voluntad que ponga, nada va a cambiar en su vida. Ese parece ser el estado que arrastra la oposición al PJ desde hace años.

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