La Asamblea Permanente por los Derechos de los Niños, Niñas y Adolescentes de General Pico expresó su solidaridad “con los niños y niñas que fueran sometidos a una manipulación por parte de sus educadores”, en un documento que aborda el acto del 25 de Mayo en la Escuela 133 de General Campos por el Bicentenario de la Revolución de Mayo.
La Asamblea recordó que la Convención Internacional de los Derechos del Niño, en relación a la educación, en el artículo 29 dice: “1. Los Estados Partes convienen en que la educación del niño deberá estar encaminada a:
a) El desarrollo de la personalidad, las aptitudes y la capacidad mental y física del niño hasta su máximo potencial;
b) El desarrollo del respeto de los Derechos Humanos y las libertades fundamentales y de los principios consagrados en la Carta de las Naciones Unidas;
c) El desarrollo del respeto de los padres del niño, de su propia identidad cultural, de su idioma y de sus valores, de los valores nacionales del país en que vive el niño, del país de que sea originario y de las civilizaciones distintas de la suya;
d) La preparación del niño para una vida responsable en una sociedad libre, con espíritu de comprensión, paz, tolerancia, igualdad de los sexos y amistad entre los pueblos, grupos étnicos, nacionales y religiosos y personas de origen indígena;
e) El desarrollo del respeto del medio ambiente natural”.
La Asamblea advirtió que “entendemos que haber involucrado a los niños y niñas de la escuela en una actuación que destaca entre las figuras históricas de nuestro país a un dictador y represor y a un general masacrador de los pueblos originarios sin que mediara distinción o explicación alguna que pudiera atenuar o dar algún sentido a tal selección –si ello fuera posible– no se ha procedido acorde a derecho, en tanto se ha obligado a manifestar a los niños y niñas en contra de los DDHH y las libertades fundamentales proponiéndoles la exaltación del genocidio y de los genocidas”.
“En ese mismo acto se ha atentado contra el derecho de los niños y niñas a su preparación para una vida responsable en una sociedad libre, por cuanto se ha enseñado irreflexivamente nuestro pasado reciente, resaltando como figura destacada una persona que, por el contrario, merece castigo por haber cometido crímenes considerados de lesa humanidad”, explica la Asamblea.
“En el caso de Galtieri, se trata de un dictador, represor, responsable junto a otros militares de la desaparición de 30.000 argentinos y del secuestro de sus hijos e hijas nacidos en cautiverio o secuestrados junto a sus padres”, explica.
“En el caso de Roca, otro militar genocida, quien, al mando de un ejército moderno y bien pertrechado, conquistó la Patagonia oriental venciendo la resistencia de los pueblos originarios de etnia mapuche, causando una gran cantidad de víctimas y desplazando a las poblaciones restantes a regiones periféricas”, sostiene la Asamblea. “Se estima que la campaña fue causa directa de la muerte de más de mil indígenas. Las tribus que sobrevivieron fueron desplazadas a las zonas más periféricas y estériles de la Patagonia. Unos 10.000 nativos fueron tomados prisioneros y unos 3.000 enviados a Buenos Aires, donde eran separados por sexo a fin de evitar que procrearan hijos. Las mujeres fueron dispersas por los diferentes barrios de la ciudad como sirvientas, mientras una parte de los hombres fue enviada a la isla Martín García, donde, en su gran mayoría, murió a los pocos años de reclusión”.
En relación a los argumentos expuestos por docentes del establecimiento justificando las elecciones de las “personalidades” destacadas en los 200 años de la patria, dijo que “si las figuras fueron seleccionadas solamente porque formaron parte de nuestra historia, sin que la escuela promoviera un sentido crítico revelador para justificar su inclusión o descarte del escenario, o al menos una elección que contemplara el repudio o exaltación de cada ’personalidad’ acorde a los valores que las mismas pudieran representar, trabajados previamente con los estudiantes, entonces la escuela no cumplió su mandato de formación integral de los alumnos para la vida ciudadana, obrando desde un sentido común reaccionario que deja librado a cada quien las posibilidades de discernimiento -o no- respecto a los por qué esos nombres son portados emblemáticamente por los niños y niñas en oportunidad de revisar la historia. Nos preguntamos por esos niños que portaron los carteles con los nombres de esos asesinos: ¿cómo se repara el daño hecho?”.
Si el nombre de Galtieri fue elegido por los docentes como “quien declaró la guerra a los ingleses sin analizar con los niños las nefastas consecuencias de ese hecho infortunado”, la Asamblea consideró que no se analizó que “se aprovechó de un legítimo sentimiento antiimperialista de nuestro pueblo para completar el exterminio de una generación masacrando inútilmente la vida de montones de jóvenes enviados a las Islas Malvinas sin preparación, sin equipamiento, sin entrenamiento, a tientas y a locas, al mando de un borracho que daba su último manotazo de ahogado para mantener vigente la dictadura militar que se debilitaba cada vez más por la resistencia creciente de los luchadores populares, quienes obviamente no estaban en los carteles que llevaron los niños en el acto”.
¿Y la sociedad?
“Sin embargo, no obstante lo dicho hasta aquí, no escapa a nuestra mirada cuánto de cierto hay en los dichos de esta maestra cuando hace referencia a ciertos valores sociales que circulan aún en nuestra sociedad y que desde la actual ’corrección política’ son cuestionados desde el discurso pero no tanto o no lo suficiente desde las acciones y decisiones políticas. Para ser coherentes entre nuestros discursos y acciones es que denunciamos pero también solicitamos que:
1- Los gremios junto a las autoridades educativas y municipales realicen actos de desagravio por los aborígenes silenciados, por los héroes de Malvinas y por los desaparecidos por el terrorismo de Estado.
2- Los niños obligados a portar esos carteles ofensivos para la memoria de nuestro pueblo tengan la oportunidad de acceder a la reflexión crítica de nuestro pasado y a las explicaciones debidas de sus docentes.
3- Los legisladores provinciales y municipales en toda la provincia, revisen los nombres de calles, escuelas, localidades, rutas, etc., como así también los monumentos, paseos, plazas y todo cuanto en el espacio público exalte las personalidades ligadas a genocidios y persecuciones a lo largo de nuestra historia, promoviendo una gran campaña ciudadana de redenominación de los mismos en un acto de reparación histórica”, expresa la Asamblea por los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes de General Pico.
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