Guatrachenses por el Mundo: María Alejandra Olivera desde Centenario, Neuquén.

“Mi documento dice que nací el 26 de febrero de 1968 en Centenario pero puedo aclarar que desde muy bebé me llevaron a Guatraché, por lo que mi corazón dice: nacida en Guatraché”.
Son las primeras palabras de María Alejandra Olivera, una Guatrachense a la que la vida le propinó algunos golpes, como el abandono de su madre cuando apenas tenía 1 año y 7 meses “pero a pesar de todo, agradezco siempre que hayan existido personas que influyeron mucho en mí y rescato de ellas los mejores recuerdos”,  asegura quién en Guatraché se crió junto a su hermano Angel en el Hogar de Hermanas “San Carlos”, “Al no tener una familia bien constituida también viví en casas de familias prestadas”, rememora con mucha nostalgia,“Compartí muy lindos momentos en muchos hogares. Me recibían muy bien en lo de Cavassa, donde además la vida me regaló una hermana del corazón, Patricia, con la cual pese a los años y a la distancia, nuestro afecto sigue intacto. Los  Dalmás, Tindiglia, en todos,  siempre me hicieron sentir como parte  de su familia, y también recuerdo a Aldo Dayup y su señora que siempre me regalaban chupetines, aunque  él  me peleaba  porque era fanático de Boca y yo de River”, sonríe.
Su historia parece extraída de un cuento. Pero no lo es. Mientras chatea, los recuerdos se le acumulan de repente, como en una estampida. No puede dejar de hablar de ello. Por un momento, su palabra se detiene, pide buscar un pañuelo, se quiebra y vuelve a escribir. Las terapias que ha tomado le han servido para entender ciertas cosas, pero hay otras que pese al tiempo   siguen provocándole un profundo dolor. Y hoy, con mucha valentía, Alejandra la vuelve a revivir.
“Mi mamá se llama Alicia Monzón y mi papá Juan Olivera, pero ellos se separaron cuando yo tenía un año y siete meses”, se detiene por un momento, y reanuda “Como mi papá trabajaba en el campo, te imaginarás que por su trabajo,  a Angelito, de 3 años, y a mí no nos podía cuidar. Así que recurrió directo al hogar de las hermanas”, recuerda, “la Hermana Teofrida me contaba que en realidad había hablado solo por Angelito, así que cuando mi papá llegó con el tractor y traía una cuna, ella se sorprendió mucho y le explicó que en el hogar no podían cuidar a una nena tan chiquita, ¡y que encima todavía usaba pañales!, pero bueno, mi papá se lo rogó y ella dice que se llenó de ternura y dijo… ¡está bien déjela!… y así fue como la Hermana Teofrida puso mi cuna al lado de su cama y me cuidó desde el primer día, ¡era mi Mana Fía!”
Del Hogar San Carlos guarda los mejores recuerdos de todas las hermanas y los internos en general, “pero te aseguro que la Hermana Teofrida  fue mi mamá y nunca dejó de estar a mi lado, éramos muchos las chicas y chicos en el internado, pero siempre se hizo ese tiempo para atenderme como su hija”, asegura.
La charla virtual continúa. Se van desgranando los recuerdos. La Escuela primaria en Guatraché. Los inicios de la secundaria en el Plácido Marín de Buenos Aires. Desfilan nombres, hechos, anécdotas y más situaciones increíbles que le han tocado vivir, -o padecer-, y los últimos dos años en el IJBA, para finalmente, el magisterio:“Recuerdo que la hermana Teofrida murió justo una semana antes de que me reciba de maestra, algo que ella sabía que yo siempre quise ser”, asegura. ”La hermana  -por Teofrida- siempre me había hablado bien de mi mamá, -aún sin conocerla-  y me pidió que la entendiese, por lo que me hizo prometerle que yo iba algún día a tratar de recuperar un poco el tiempo perdido e intentar establecer un vínculo con ella. A los 23 años, y luego del nacimiento de mi hija Cecilia sentí que ese día había llegado”, confiesa.
Es así que, con la esperanza de que su madre rectificara su decisión, y ya recibida de maestra, Alejandra decide viajar a Centenario en busca de sus raíces y a cumplir con la palabra empeñada, ”cumplí mi promesa de venir e hice lo imposible por recuperar a mi mamá, pero cuando llegué me encontré que ella había formado otra familia con dos hijos nuevos. Al verla por primera vez y con una frialdad que duele, mi mamá se encargó de aclararme de entrada que ella ya había “depositado” el amor que nos correspondía a mí y a Angel, en mis hermanitos menores. Fue un golpe muy duro,  así que, terminé haciendo terapia para entender ¡por qué no podía quererme!, hasta que un médico amigo me hizo caer de un precipicio. Me dijo que me dejara de mendigar el amor de mi mamá, ya que era una historia acabada. Por suerte llegué un jueves acá y el lunes ya estaba trabajando en una escuela y nunca más dejé de dar clases, así que el trabajo me ayudó mucho y la contención de mis queridos compañeros”.
Madre de cuatro hijos, Alejandra considera que esa fue la vida que le tocó vivir, “sé que la vida es difícil y así me tocó, pero cuando yo fui  madre y cada uno de mis hijos cumplió el año y siete meses de edad, nunca pude entender y mucho menos creer, que me hubiesen abandonado así tan de chiquita”. 

Ayer y Hoy
Los recuerdos son como una película que cada uno pasa siempre que quiere, y que cada vez que la ve, la adorna con situaciones nuevas y con sentimientos mejores. En la videoteca de Alejandra conviven desde los duros recuerdos de su infancia hasta sus alegres recuerdos de la adolescencia, “tengo muchos recuerdos con mis compañeros  del secundario, siempre nos juntábamos a estudiar en la casa de Patricia Cavassa, Marisa Wagner o Pirucha Kette ,  íban Mirko Martinez, el cabezón Gutierrez, Pulino Blint, Mauro Stele. Ariel Aimale, Marcelo Giles, Marcela Garcia,  y en los ratitos libres aprovechaban a jugar al truco, eran todos mentirosos”, ríe a carcajadas. ”También cuando trabajé en las colonias de verano con Eduardo Herzel y Cesar Jacob, me encantaba hacer esa actividad. Recuerdo que Ezequiel Mendoza era el director de deportes en ese momento y la verdad que me dio una oportunidad enorme de poder trabajar.  Para juntar dinero para el viaje de egresados,  limpiábamos el boliche Kitova y ahí mientras escuchábamos Mi niña veneno o yo no te pido la luna” se ríe “aprovechábamos a probar los licores o tragos que a la noche no podíamos tomar, jeje”. “Y si hablamos de travesuras adolescentes un poco mas bravas tengo una: cuando le sacábamos las hostias al cura o robábamos manzanas de la despensa en el hogar  y después nos confesábamos, hasta que un día apareció la despensa con llave, entonces  yo le pregunté al padre Jorge si la confesión no  era secreta ¡casi me matan!”. 

En la actualidad, Alejandra está  a cargo de la secretaría de la Escuela primaria nº 59 de Centenario, “y estudio piano”, interrumpe, “siempre me gustó la música, aprendí a charanguear con la guitarra en el grupo juvenil de la iglesia ahí en Guatraché. Tuzo Verna y Sara Wagner saben de mis chillidos con la guitarra jaja pero bueno, amo la música y era algo que venía postergando. En mi familia tocan la guitarra Oscar y Rodrigo y yo decía que cuando me jubilara estudiaría piano…entonces una amiga me dijo que eran excusas que yo ponía  y que tal vez cuando me jubilara estaría sorda o tendría algún problema en las manos así que me llevó a la academia y ya estoy en tercer año, ¿qué  tal?, es mi cable a tierra, ¡algo que disfruto muchísimo!”.
“¿Y sabes qué extraño de Guatraché? las galletas, el chorizo casero, la panceta, la morcilla blanca, ¡acá no existen!. Y también las semillitas de girasoles que en realidad cuando voy a la cancha las llevo….son infaltables! y muchos han copiado esa costumbre bien Guatrachense”, se divierte.
“¿Cómo sobrellevé los primeros años el alejarme de Guatra? No me costó, me adapto fácilmente a los cambios y no tengo problemas para relacionarme con los demás así que pude sobrellevar todo lo que conté resumidamente. Al comienzo cuando me fui estaba tan confundida que no pensaba en otra cosa que sentirme mejor de lo que me sentía. Se imaginarán que creo que cualquier lugar hubiese estado bien”.

Tierra de Pioneros
A 15 km. al Norte de la capital provincial se encuentra Centenario, una pujante localidad, caracterizada por su paisajes de chacras y su producción frutícola. Con 50.000 habitantes, se ha convertido en una de las principales localidades frutícolas del valle de los ríos Negro, Neuquén y Limay. Junto con Neuquén y Plottier conforman un conjunto urbano de más de 400.000 habitantes, siendo éste el núcleo poblacional más importante de la Patagonia. “Centenario es muy diferente a Guatraché”, interviene, “acá, a diferencia de allá, no hay sentido de pertenencia, la población está formada por gente que viene de diferentes provincias y de los países de Chile y Bolivia. Recuerdo cuando, recién llegada, me tocó participar en una reunión de personal y en un momento determinado pidieron que levantaran la mano los que eran de Neuquén, y resultaron solo tres, el resto todos de afuera”. ”Entonces, al no tener sentido de pertenencia existe mucha indiferencia, hay poco compromiso, la gente es poco sociable. En Guatraché uno a donde vaya siempre te reciben con una sonrisa y el buen día; el por favor y el permiso tampoco faltan, ¡acá eso no existe! hay mucho individualismo. Hablo en general eh?”, aclara, “por eso cuesta tanto la participación en distintas actividades, desde la politica, hasta una actividad de la escuela,….. nadie se mete. Fijate que Guatraché tiene dos clubes y un Centro de Jubilados re lindo …ustedes, siempre encuentran motivos de festejos para juntarse,  y acá no se acostumbra a eso. Igualmente, yo por suerte conocí muy buenas personas y me he hecho de muy buenos amigos pero,….te hablo de la característica de la población en general”. “Ah,. Otra cosa”, pide agregar,  ¡la ciudad es muy sucia!”.
En Centenario, Alejandra construyó su familia con Oscar Lagos, un empleado de farmacia con quien comparte sus cuatro hijos, “la verdad que Oscar hizo mucho por mí y creo que yo por él”, sonríe, “este año vamos a cumplir veinte años  de casados y la alegría de que Ceci, la mayor, se recibió de fonoaudióloga, ella está estudiando en Mendoza y a dos materias de obtener su licenciatura; el que le sigue, Rodrigo, tiene 18 años y también se va a Mendoza a estudiar kinesiología, luego viene Paula que tiene 16 y pasó a quinto año y el más chico que tiene 14  y ya está en tercer año. Nosotros tenemos el sistema viejo en educación”, afirma orgullosa, “desde el gremio ATEN, donde algunos años estuve participando, logramos que no se impusiera la ley federal, por lo que seguramente muchas veces me habrán visto en las marchas por la tele. Luego tuve también alguna incursión en política, pero…..creo que no es lo mío, estaba muy en contra del asistencialismo clientelar  del MPN y de Sobisch  en particular”.

Un Nuevo Club
Alejandra no oculta su pasión por el fútbol, “soy hincha de Pampero y siempre estoy al tanto de la campaña de la estrella”, confiesa, y amplia “acá formé parte de la sub comisión de la ADC –Asociación Deportiva Centenario-. Pero yo trabajo en un barrio carenciado donde los chicos no tiene acceso a la Institución, es más, ni siquiera conocen el hermoso estadio”, se lamenta “y además en la ADC no permiten trabajar con otros proyectos. Y para mí, un club no es sólo que ruede la pelota, sino trabajar desde lo social y en la formación de valores y contención con los niños y adolescentes”, asegura quién desde hace un tiempo atrás, y luego de haber pasado junto a su marido por las áreas de prensa, tesorería, y subcomisiones de fútbol en gestiones anteriores de la ADC, venía escuchando de mucha gente, algunas advertencias: “Centenario es la segunda ciudad más importante de Neuquén, con más de 50.000 habitantes y ¡tiene un sólo club!”
Es por eso que en el Barrio de Villa Hermosa, el más populoso de Centenario, un grupo de Centenarienses  parieron la idea. Había que fundar un nuevo club. No le pusieron un nombre cualquiera: Club Social y Deportivo Juventud Unida,“como un símbolo de que a través de una actividad que no es individual, se puede aprender a vivir mejor”, reafirma quien en la primera comisión integra el departamento de fútbol, “nosotros aportaremos nuestra experiencia de siempre adquirida en la ADC, ya que mis dos varones juegan allí”.

 Es así que, en la “Tierra de Pioneros” ahora existe un segundo club que se sumó al más antiguo, ADC: el Juventud Unida, nacido éste 3 de enero de 2011. El municipio les cedió un terreno de 2 y 2½ hectáreas para que en un futuro puedan construir su estadio allí. “va a estar emplazado en las calles Comodoro Rivadavia, Arturo Illia y Bernardo O’Higgins. Es un terreno arcilloso por lo que requiere de todo un trabajo previo, pero vamos a copiar lo que se hizo en Macachín, el relleno con yeso y luego la colocación de los panes de césped. Para eso contamos con la ayuda de profesionales que nos orientan en ese tema”,explica y agrega mas detalles: “Conseguimos personería jurídica, camisetas nuevas, una cancha para armar y vamos a ver si logramos presentar las categorías para este nuevo torneo de LIFUNE en el que participan equipos de varios lugares y en el que ya conseguimos un buen Sponsor para el transporte, así que los chicos humildes del barrio ¡van a poder también viajar!”, se emociona “veremos que sale…. pero yo estoy muy entusiasmada y como siempre sigo siendo muy inquieta”, concluye.

Enamorada de la Vida
La fuerza de voluntad para reponerse a los difíciles momentos definen a Alejandra como una enamorada de la vida. Siempre luchó por salir adelante y conseguir prosperar en la sociedad, “aprendí que de los fracasos uno debe aprender y que sos un fracasado si te quedás sumergido en ese fracaso”.
La entrevista concluye con tres definiciones suyas:
– “Siempre veo el lado positivo de las cosas y creo que por algo suceden y de las personas he aprendido que cada uno cosecha lo que siembra, así que trato de poner de mí siempre lo mejor. No me quedé con el pasado, tampoco olvido, pero vivo hoy  y me gusta mi presente”.
– “En los momentos difíciles creo que mi personalidad, que siempre trato de ver el lado positivo,  me ayudó a seguir, además ya tenía a Ceci así que tenía que hacerlo por las dos”.
– “Puedo darme cuenta de lo importante que es la familia y lo necesario que es estar en la adolescencia apuntalando a los hijos, conteniendo, y a mí me faltó todo eso. Pero sabes que? yo siempre me propuse salir adelante y que jamás me verían tirada, y yo a mis alumnos siempre les cuento que cada uno se hace su futuro y que tengan los problemas que tengan,   uno siempre puede cambiar la historia. Hoy, yo creo que soy una buena madre y ya no estoy repitiendo mi  historia”.

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