La Historia de la Masacre de Arauz: Una Construcción Colectiva.

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El 9 de diciembre se cumple otro aniversario de los hechos ocurridos en Jacinto Arauz en 1921. En este trabajo se intenta un relevamiento de todos aquellos que, de un modo u otro, aportaron a la construcción definitiva de la historia.

El “hecho social”, trasciende también -y a veces principalmente- mediante los diversos lenguajes artísticos. La Literatura, entre ellos, debería ser arma poderosa del testimonio. Garantía de un relato construido a partir de una mirada de resguardo a la voluntad y la diversidad de los pueblos.
Existen innumerables ejemplos a lo largo de la Historia Universal. Si miramos a nuestros días, vale citar los empobrecidos festejos del “Quinto centenario”, a partir del reconocido contra-festejo, construido desde diversos formatos, entre los que abundaron los de la Literatura en sí misma o aquellos en los que ésta fue llevada al cine, el teatro, la música, etc.
¿Por quién supimos de Manuel Namuncurá?. ¿Por la escuela o por Julio Domínguez? ¿Cuándo nos enteramos de ese tremendo episodio, conocido como “Crezca Grande”? ¿En algún momento de nuestra educación o por la producción literaria de Edgar Morisoli?
Pero, la instalación de los hechos en la memoria colectiva supone, en todos los casos, un largo proceso y el aporte de múltiples actores. Así ocurrió también con los hechos que conocemos como “La masacre de Jacinto Arauz”.

Los diarios.

De los hechos ocurridos en diciembre de 1921, cuando el gremio de los estibadores reclamó ciertos ajustes a las precarias condiciones de trabajo en las estibas, encontramos información en los diarios de la época, tendenciosa y no casualmente oficializada. Alguna, como es el caso de “La Nueva Provincia”, un poco (muy poco) más objetiva en las páginas de “El Atlántico” o “El Censor” (todos de Bahía Blanca). Otro es el tratamiento de la noticia en los periódicos sindicales o partidarios, como “La Vanguardia”.De todos modos, en ellos fueron referenciados aquellos días de lucha y el investigador pudo y puede buscar entre líneas, comparar, cotejar datos, etc.

Los historiadores.
La notable aproximación a los hechos realizada por Osvaldo Bayer, promovió una primera entrega de los sucesos al conocimiento popular, mediante fascículos en la revista “Todo es Historia”, en 1971.
Luego nos llegó en su libro “Los Anarquistas Expropiadores”, ya bajo el título de “La masacre de Jacinto Arauz” y junto a otros hechos que sucedían en aquellos días, cuando la lucha obrera procuraba frenar, en el país, el intento de perpetuación de una relación feudal en el mundo del trabajo.
Jorge Etchenique retoma la lucha de los obreros en La Pampa de aquellos días y nos muestra claramente que, la durísima realidad, no era diferente para los bolseros -referenciados en este trabajo- que para los hachadores, los peones rurales, los obreros industriales, etc., y lo hace con profundidad, a partir de una trabajosa tarea previa de investigación. Lo acontecido en aquellas luchas, mayoritariamente desparejas y con ciertos ribetes heroicos en muchos casos, está presente en sus libros, tanto en “Conflictos sociales en La Pampa”, como en “Pampa Libre” (“El protagonismo de los bolseros”).

El arte.
En el año 2001, el plenario del Encuentro de Escritores pampeanos, realizado en Realicó, propuso un homenaje a los estibadores, cuando se cumplieran ochenta años de aquellos sucesos.
En el teatro, para esa actividad, llevada a cabo en la Biblioteca Popular de Jacinto Arauz, Mirtha Marascchio compuso sobre “Rojo Mujer”, cuento de Jorge Etchenique. Era un monólogo. Verla protagonizar a la esposa de Carmen Quinteros, doblando la ropa de su marido muerto por la policía, en la comisaría de Arauz, y reflexionando dolorosamente desde su condición de mujer y de obrera, fue quizá el camino más directo hacia el respaldo a la lucha que llevaron adelante aquellos trabajadores.

Música y poesía.
En el año 2002, se presentó en el Aula Magna de la UNLPam “Trigo y Discordia”, un trabajo que rescata los hechos ocurridos en Jacinto Arauz, musicalizado por Mario Figueroa e interpretado por La Mestura y Coral Guatraché.
Comencé a trabajar esos textos quince años antes. Hablamos, entonces, de 1987. En aquellos tiempos era muy difícil abordar el tema en esa comunidad. Pero, a pesar de eso, fue entre pobladores de Arauz, donde aparecieron algunos datos puntuales que enriquecieron la historia. Rolando Bonjour, entonces un adolescente, hijo de Jacinto Arauz, pero alumno de la Escuela Agrotécnica de Guatraché, volvía a su casa los fines de semana. Entonces le entregaba cuestionarios para que averiguara en su comunidad, aspectos que me interesaban para el relato del trabajo que intentaba. Había un abuelo, al que debo buena parte de la información, pero cada vez que Rolando me devolvía los cuestionarios repetía: “Es difícil, nadie quiere hablar del tema”

Dos testigos.
Es evidente el cambio de mirada sobre la Historia y no es presuntuoso adjudicarle a la Literatura cierto grado de contribución a ese resultado, tanto sea en lo referente al conocimiento del conflicto, como así también, al análisis que lo sucede.
En este caso puntual, ha sido fundamental el aporte realizado por Osvaldo Bayer, como así también el de artistas, investigadores y periodistas que sintieron la necesidad de difundir la experiencia, quizá con la esperanza de instalarla como referencia para días y generaciones por venir.
En la construcción del relato intervinieron, como vimos y seguiremos viendo, diversos actores.
A principios del año 1971, cuando Bayer inició la publicación en la revista “Todo es Historia”, llegaron a Jacinto Arauz dos fotógrafos, para registrar sitios vinculados a los acontecimientos.
Lorenzo Guerra hizo llegar con ellos una carta al periodista e historiador, para que éste se la entregara a Teodoro Suárez, dirigente de los reclamos obreros en aquel diciembre de 1921, quien entonces estaba proporcionándole a Bayer valiosa información.
Suárez había sido compañero de habitación de Lorenzo Guerra, en el Jacinto Arauz de aquellos tiempos y ambos guardaban un sentido y entrañable recuerdo de esa etapa de sus vidas.
Después de purgar la pena en un “hotel, frente a la plaza de General Acha”, como él mismo jocosamente comentaba; Teodoro Suárez se dedicó a organizar a los obreros portuarios de Villa Constitución. Sabía muy bien que es el conocimiento el que lleva a la altura del hombre, la herramienta para acceder al territorio de la Justicia, al derecho popular, a la hermosura de la hermandad.
Trabajó duro en las estibas del puerto y busco, de noche, el fuego de la palabra.

Las cartas.
Guildo Corres era entonces, apenas un estudiante del magisterio. Por las noches los obreros portuarios iban a clase. Guildo les ayudaba a construir la vida, desde el aprendizaje y la práctica. Fue en 1991, cuando tomé contacto con este maestro ya jubilado, notable dirigente gremial anarquista.
Con Guildo mantuvimos alguna correspondencia. Sus cartas son himnos a la libertad y a la dignidad del hombre. Conservo su libro “La brocha y la tea, Historia de la FORA en Villa Constitución”. Editó otros tres: “Mi pueblo y su gente”, “Poemas de la ciudad” y “Los que se fueron”. Hablé con su hija y su esposa. Quería invitarlo a la presentación del CD “Trigo y Discordia”. Había fallecido. Él fue valioso eslabón en el conocimiento del Teodoro Suárez posterior a las estibas de Jacinto Arauz.

Los vecinos.
Pasaron veinticuatro años y el sábado 3, con el apoyo de las autoridades municipales, es decir los representantes elegidos por el pueblo, celebramos el XXVI Encuentro de las Letras Pampeanas en Jacinto Arauz, bajo la consigna “La Literatura y la conflictividad social”.
El área de Cultura de esta Municipalidad organizó un circuito vinculado al mundo de los estibadores, para recorrerlo con aquellos que se interesen, y hay en proyecto un monumento para recordar a los hombres que protagonizaron aquellas luchas obreras del año 21.
Fue Lorenzo Guerra, cuando comenzaba a iluminarse la historia de los estibadores. Ahora, otros vecinos de Arauz, aportan su conocimiento y voluntad para consolidarla.
Así como quedan los periódicos de aquella época, de diversos orígenes y tendencias, quedan también los libros, las canciones, las palabras que andarán junto a las palabras de otras generaciones.

Autores anónimos.
En uno de los galpones de acopio de cereales, en la estación ferroviaria de Guatraché, existe infinidad de testimonios escritos en los tiempos en que estallaba la lucha de Jacinto Arauz. Están escritos del lado externo de sus paredes de chapa, con lápiz de tinta, resistente al paso del tiempo y la mayoría da testimonio de las luchas que, por aquellos tiempos, intentaban mejorar las condiciones del trabajo.
Conservo además grabaciones en casetes que, desde los diarios “La Nueva Provincia”, “El Atlántico” y “El Censor”, realizara Norma Cattoira, entonces empleada de la Biblioteca Rivadavia, de Bahía Blanca. Existen infinidad de notas vinculadas a lo acontecido en aquel diciembre de 1921, tanto en periódicos y revistas regionales, como así también en algunos medios nacionales. Sé de algunos egresados universitarios que han elaborado sus tesis a partir de esta historia. He participado de programas radiales que abordaron el tema con exclusividad y existen testimonios grabados de vecinos de Arauz que, desde sus miradas, han contado lo que vivieron en aquellos días.

Más testigos.
También en Santa Rosa existen testigos de aquellos acontecimientos. Un conocido neumonólogo de esa ciudad me contó que atendía a un hijo del sargento Zárate, conocedor de la historia y, puntualmente, de la responsabilidad de su padre en el transporte de los detenidos.
Después de los hechos, los estibadores fueron trasladados a la ciudad de Santa Rosa. Como responsable de los detenidos, viajó el sargento Zárate, un funcionario que les dio protección, aun a riesgo de su propia vida.
A la llegada del tren a la capital del territorio de La Pampa, debió enfrentar una manifestación preparada por la Liga Patriótica.

En la Justicia.
Están también las sentencias de la Justicia. Más detalles pueden lograrse de los expedientes judiciales, fuentes de la Historia por excelencia. En este trabajo nos vamos a conformar con algunas de las sentencias. Por sí mismas y por comparación delito-pena, alcanzan para intuir donde estuvo la responsabilidad de los hechos.
Al delegado Machado y al secretario Jacinto Vinelli, jamás pudo capturarlos la policía, al español Teodoro Suárez, al cubano Manuel Oyarzún, a Gabriel Puigserver, a José María Martínez y a Abelardo Otero, todos ellos de Villa Alba, y a Alfonso de las Heras, de Bernasconi, los condenaron a tres años de prisión.
Once meses fueron cumplidos en la cárcel de Santa Rosa y el resto de sus condenas, en la prisión de General Acha. El resto de los compañeros, salió entre los tres y los once meses posteriores a sus condenas. Los policías fueron todos absueltos.

Palabras finales.
La intención de este trabajo, más allá de un mínimo relato de la construcción de la propia historia, ha sido mostrar los diversos cronistas que, a veces sin saber que actuaban como tales, participaron de la misma.
En muchos casos, el hecho literario ha sido disparador de otros lenguajes como la música, el teatro, el cine, multiplicando las voces y la capacidad de instalar los hechos en la memoria colectiva.
Por todos ellos hoy es posible esta evocación, esta reivindicación de las nobles luchas del hombre, este homenaje a los estibadores aquellos que, en 1921 intentaron, con coraje, ganar respeto y consideración. Los sufridos obreros que con absoluta Justicia reclamaron el lugar que hoy, la Historia, inexorable, les otorga.

Guillermo Herzel
ESCRITOR

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3 Comentarios

  1. comment-avatar
    carlos4 diciembre, 2011 - 23:11

    muy bueno sigan así los felicito. un anecdota pasábamos noches enteras tomando mate en Alberti mate va mate viene con Guillermo y el negro un abraso a esos pioneros………..

  2. comment-avatar
    Chochi6 diciembre, 2011 - 15:46

    muy bueno sigan así los felicito. un anecdota pasábamos noches enteras tomando mate en Alberti mate va mate viene con Guillermo y el negro un abraso a esos pioneros………..

  3. comment-avatar
    federico rangnau19 mayo, 2012 - 23:52

    muy bueno sigan así los felicito. un anecdota pasábamos noches enteras tomando mate en Alberti mate va mate viene con Guillermo y el negro un abraso a esos pioneros………..