Opinión: Evaluar la Educación


Por Mario Alejandro Higonet.

Estamos en el comienzo de un nuevo ciclo lectivo con las modificaciones conocidas, al menos las enunciadas desde los distintos niveles involucrados con la enseñanza regular. Hubo reuniones de los representantes del ministerio educativo, el gobernador encabezó las mismas, con los representantes gremiales y otra vez quedó instalada en el seno de la sociedad, como única preocupación el tema salarial.

Para la mayoría ajena a los códigos propios del sistema repercute ese tema, cuando en realidad nos preocupa e interesa la calidad educativa, y el reconocimiento a nuestra tarea docente la cual no solo está presente en el ámbito áulico, sino también en el ético comportamiento del día a día y en la tarea específica que transcurre en los hogares, en horarios no rutinarios y en días no laborables.

Lo dije en otras oportunidades: desde que el presupuesto nacional se redujo a un porcentaje mayor al 50% quedó en claro que para los dirigentes políticos, o al menos para quienes son los diseñadores de este proyecto neoliberal, instalado en todas las sociedades occidentales y con mayor ahínco en esta argentina cada vez menos identificada con ese ser, la educación no constituye un ministerio atractivo e interesante. Se ha buscado desde los comienzos de los años 80, la modelación de actores sociales solo interesados en el consumo de la abundante oferta de productos –en su mayoría tecnología- y con escaso o mínimo nivel crítico, lo que contribuye al armado de una masa ignorante presa de una democracia cada vez más débil, pero argumento legal a los intereses de la minoría cada vez más rica.

El último discurso del gobernador provincial refuerza mi análisis a la vez que aumenta la demanda del clientelismo generado por una de las debilidades más pronunciadas del justicialismo: decir que su intención apunta al aumento de contribuciones desnuda esas intenciones.

Saben en definitiva, que la mayoría de nosotros tenemos un compromiso expuesto en la elección de nuestro objetivo: enseñar; claro, es cada vez más difícil cumplir nuestro propósito, y son cada vez más las oportunidades que “hacemos lo que podemos”, y de manera paradójica obedecemos a una sola contención de los alumnos en el aula.

Vuelvo a decirlo: señores padres, vengan a las escuelas y edifiquemos juntos una educación posible y argentina, con argumentos sostenidos en la solidaridad y la participación. Hace 200 años comenzaron a construir un país que en medio de la marea neoliberal, puede volver a recuperar sus fueros.-

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