El lugar de la memoria: Designan con el nombre “Carlos Alberto Davit” al puente donde apareció su cuerpo en 1975.

El Congreso Nacional impuso por ley el nombre del guatrachense Carlos Alberto Davit, víctima de los grupos de la Triple A en Bahía Blanca, al puente sobre la ruta nacional 3, a la salida de la ciudad bonaerense, donde fue hallado colgado luego que fuera acribillado el 19 de noviembre de 1975. 

La Cámara de Diputados de la Nación aprobó un proyecto de ley designando con el nombre de “Carlos Alberto Davit” al puente ubicado a pocos kilómetros en la salida de Bahía Blanca donde apareciera colgado el cuerpo del estudiante oriundo de Guatraché de 26 años, que fuera asesinado en 1975 por grupos parapoliciales.
El proyecto fue impulsado por la diputada nacional Virginia Linares (FAP). La iniciativa dispone que se denomine el puente con el nombre de la víctima pampeana y que se adjunte la leyenda -que siguiendo la voluntad de los familiares, quedará impresa en la placa recordatoria- “Aquí fue asesinado, por el terrorismo de Estado, Carlos Alberto Davit el 19 de Noviembre de 1975. Reafirmemos, como homenaje a su memoria, nuestra convicción de lucha inclaudicable por la democracia, la libertad y la dignidad del pueblo argentino”.
En el punto 3 de la ley aprobada en Diputados, se solicita al administrador general de Vialidad Nacional “efectuar todas las diligencias necesarias desde el punto de vista administrativo y legal a fin de dar cumplimiento a lo estipulado en los artículos precedentes”.

Un pampeano.
Davit, “El Pelado” como le decían sus amigos, nació el 11 de abril de 1949 en el seno de una familia chacarera de la zona rural de Guatraché. Al terminar el secundario en el Instituto Alberdi partió a la ciudad de Bahía Blanca para proseguir sus estudios en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional del Sur (UNS). En esa casa de altos estudios estudiaba la carrera de contador público, mientras trabajaba como visitador médico.
Transcurría la década del 70 y Davit empezó a militar, en el año 1973, en la Juventud Universitaria Peronista, siendo elegido presidente del Centro de Estudiantes de Economía e integrando la comisión del Club Universitario, donde funcionaba el comedor universitario, el cual era considerado por la Marina de Guerra como una suerte de “nido de terroristas”. Como militante de base también realizó durante aquellos años trabajo social en diversas villas y barrios de la ciudad.

Secuestro. 
A las 0.30 horas del 19 de noviembre de 1975 Davit fue secuestrado, en la pensión donde vivía, por grupos parapoliciales debido a su prédica contra el interventor de la UNS, el ultraderechista Dionisio Remus Tetu, quien fuera designado rector interventor el 26 de febrero de 1975, en el marco de la gestión Ivanisevich en el Ministerio de Educación y a propuesta de la Marina, luego de haber sido interventor de la Universidad de Comahue, en Neuquén. Una hora y media después su cuerpo apareció colgado del puente ubicado en el kilómetro 679,41 de la ruta nacional número 3, a pocos kilómetros de la ciudad de Bahía Blanca, acribillado por 44 balazos de tres calibres diferentes. Este lugar era el elegido por los hermanos Ponce y dirigentes sindicales que operaban como grupos de tareas al servicio de la Marina, para abandonar los cadáveres.
En los fundamentos del proyecto, la legisladora indicó que “vale recordar que toda la dirección de la política universitaria nacional se llevaba desde la Jefatura del Servicio de Inteligencia Naval de la Marina de Guerra con sede en Puerto Belgrano, dirigida desde principios de 1974 hasta principios de 1977 por el capitán de navío Lorenzo de Montmollin, quien era por tanto responsable de todos los grupos de tareas y quien dependía del almirante Massera”.

El terror en la UNS.
La intervención de Remus Tetu en 1975 no sólo implicó secuestros, asesinatos y matones armados en los pasillos -un caso paradigmático es el asesinato por la espalda y a la vista de todos de David “Watu” Cireluello, militante de la Federación Juvenil Comunista-. Tetu cesanteó a 225 docentes y no docentes que no le eran adeptos (ni académica ni ideológicamente), prohibió asambleas, juicios académicos y cátedras paralelas, proscribió los centros de estudiantes, cerró el comedor universitario, fijó cupos de ingreso, aranceló la distribución de certificados y libretas (medida que sigue vigente en la UNS), eliminó toda intervención comunitaria, cerró para siempre la carrera de Pedagogía, fusionó los departamentos en Ciencias Exactas (Matemática, Física y Electrotecnia) y Ciencias Sociales (Economía, Geografía y Humanidades), cuya matriculación suspendió, todo en el marco de una campaña de persecución ideológica centrada principalmente en los departamentos de Economía y Humanidades.
Además nombró un cuerpo armado de seguridad y vigilancia que se instaló en los pasillos de la universidad impidiendo la actividad política, se introdujeron cambios en las pautas de evaluación y se pautó el establecimiento de criterios para la creación de carreras cortas y nueva organización curricular. Gran cantidad de los cambios instaurados perduran hasta el día de hoy.

Asesinados.
La brutalidad del accionar represivo en la casa de estudios fue tal, que más de una docena de compañeros del grupo de militancia de Carlos Davit fueron asesinados o desaparecidos por militares y grupos de ultraderecha, pudiéndose contabilizar más de 50 asesinados o desaparecidos pertenecientes a la comunidad de la UNS (personal docente y no docente y alumnos).
Linares indicó: “Carlos Davit es un símbolo de la crueldad con que se planificó y ejecutó, a partir de la toma por asalto del aparato estatal, el exterminio de una generación. El asesinato de Carlos nos interpela desde de la memoria y nos hace tomar conciencia que la disputa por procesar el pasado, que nunca es sólo pasado sino más bien continuidad y permanencia, es parte de las urgencias del futuro”.

El amigo Linares.
El delegado de la Afsca en La Pampa, Eduardo Tindiglia, uno de los que impulsó la causa judicial que investiga el asesinato de Carlos Davit en los tribunales bahienses, recordó la historia que unió al joven pampeano con Linares, la promotora del proyecto en el Congreso.
La legisladora Virginia Linares es hermana de Jaime Linares, ex intendente bahiense por el radicalismo entre 1991 y 2003, y hoy senador nacional. El dirigente era amigo de Davit y fue quien lo ayudó a mudarse de pensión cuando era perseguido por las patotas de la Triple A. Allí volvió el joven la noche en la que fue secuestrado.
(La Arena) 

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A 36 años del secuestro y desaparición del araucense Néstor Grill.

Por Guillermo Quartucci (*)

Desalojo de la UTN de Bahía Blanca por parte de la policía (foto).

Los documentos desclasificados que, entre 1975 y 1984,  la embajada de Estados Unidos en Buenos Aires enviaba al Departamento de Estado en Washington constituyen una mina de ‘metales raros‘ que parece no tener fin. Algunos están tan a la vista que cuesta creer que no hayan sido detectados antes. Por ejemplo, en el documento AR038B, titulado Lista de acusados en el juicio por ‘infiltración ideológica‘ en la Universidad Nacional del Sur en Bahía Blanca, lo primero que llama la atención, como es obvio, son los párrafos donde se da cuenta de los nombres de los acusados a los que hace alusión el título, denunciados en conferencia de prensa por el general Adel Vilas, jefe del V Cuerpo de Ejército, el 4 de agosto de 1976.

Hacia el final del mismo documento es donde aparece la mención al Operativo Aráuz con el título de Ramificaciones del juicio de Bahía Blanca, ya citado en ocasión del análisis donde relacionamos dicho operativo con la inteligencia naval del SIN, el organismo de Bahía Blanca al que recurrieron, en primera instancia,  algunos civiles de Jacinto Aráuz  para denunciar la ‘infiltración ideológica‘ en el Instituto José Ingenieros de esa localidad, denuncia que culminó con el brutal operativo del 14 de julio de 1976 en el que fueron secuestrados varios docentes provenientes de fuera del pueblo, especialmente de Bahía Blanca, un miembro de la Comisión de Padres del colegio secundario y un médico de la sala de la Cruz Roja local por haber criticado la forma en que se hizo dicho operativo.

Sin embargo, intercalados en esta información del documento desclasificado, entre los detenidos de Bahía y el Operativo Aráuz, hay dos párrafos (el tercero y el cuarto) en los que vamos a detenernos con la mayor atención porque podrían ser de utilidad para aclarar algunas cuestiones hasta ahora nunca mencionadas en lo que se refiere al secuestro y desaparición de Néstor Grill. Traducidos del inglés, en estos dos párrafos leemos:

Información publicada en ‘La Opinión‘  del 28 de noviembre de 1976, página 18: Se ha informado que en la operación policial que constituye la ‘tercera etapa‘ de una investigación ‘llevada a cabo en el área universitaria local‘ treinta personas más han sido implicadas en ‘actividades de infiltración marxista‘. No queda claro si todas ellas han sido arrestadas o algunas son buscadas. Pertenecen a la rama local Bahía Blanca de la Universidad Tecnológica Nacional, donde ha sido descubierta una célula de la ilegalizada Juventud Peronista. El ex rector de la rama local, Juan Carlos Vila, ha sido arrestado, mientras que el ex secretario administrativo, Ernesto García, se encuentra en prisión desde octubre de 1975 acusado de ser su cómplice. No se informa si los arrestados son profesores, estudiantes o miembros del personal no docente.

Información obtenida de otras fuentes habla del asesinato de alrededor de veinte estudiantes de la Facultad Regional de la Universidad Tecnológica Nacional vinculados a la Juventud Peronista.

La nota publicada en la página 18 del diario La Opinión de Buenos Aires del 28 de noviembre de 1976, a la que alude el desclasificado, se encuentra en la sección titulada Seguridad , donde leemos lo siguiente:

Actuaba desde 1973 en Bahía Blanca
Desbarataron una célula sediciosa

Trascendió en fuentes allegadas al comando de la Subzona de Defensa 51 que fuerzas del Quinto Cuerpo de Ejército y de la Policía Federal habrían desbaratado, en los últimos días, a una de las células dependientes de la organización subversiva declarada fuera de la ley en 1975, la Juventud Universitaria Peronista, que actuaba, desde 1973, en el ámbito de la Facultad Regional Bahía Blanca de la Universidad Tecnológica Nacional.
El procedimiento -según se supo- formó parte de la tercera etapa de la investigación desarrollada  en los últimos meses  en el sector universitario zonal y en cuyo transcurso pudo establecerse la responsabilidad de por lo menos 30 personas en tareas de infiltración marxista.
En el Comando de la Subzona 51 se informó que recién en los próximos días se divulgarán detalles vinculados con los resultados de la investigación. De todos modos, pudo saberse que la acción política y de penetración ideológica fue realizada durante la gestión como decano de la Facultad Regional Bahía Blanca del señor Juan Carlos Vila. El citado Vila, que era secundado por el señor Victorio Manuel Schillizi [sic] en el cargo de secretario administrativo, y por Ernesto García -un no docente-, en el cargo de secretario administrativo, se encuentra actualmente detenido a disposición del Poder Ejecutivo.

Más allá de que esta nota de La Opinión comete el error de considerar a Victorio Manuel Schillizzi ‘secretario administrativo‘ (en realidad era ‘secretario académico‘), es interesante comparar su contendido con el de la información suministrada por la embajada de Estados Unidos al Departamento de Estado al referirse a este hecho. De la comparación surgen varios elementos llamativos: en primer lugar, el documento desclasificado no menciona entre los detenidos de la Facultad Regional Bahía Blanca  de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN-FRBB) a Victorio Manuel ‘Coco‘ Schillizzi.

La pregunta pertinente sería: ¿por qué? Sin especular sobre este detalle, habría que decir que, dos años más tarde, Schillizzi volvería a aparecer en los documentos desclasificados (documento AR169, del 8 de agosto de 1978) como Victorio Manuel Schillizzi (con doble z) Acuna (con n en lugar de ñ), en ocasión de una entrevista secreta que mantuvo en la embajada de Estados Unidos en Buenos Aires con el secretario político F.Allen Harris. En el documento, Schillizi es caracterizado como ‘profesor de historia‘ de la Universidad Nacional del Sur (UNS), sin aclarar que su detención se habría producido por su actuación en la UTN-FRBB, como pareciera señalar el cable de La Opinión. En la entrevista con Allen, Shillizi habla de la represión en Bahía Blanca y de la encarcelación de diecisiete meses de la que fue víctima. Habría que aclarar que Schillizzi, como secretario académico de la UTN-FRBB, no gozaba de las simpatías de los alumnos militantes en la Juventud Universitaria Peronista (JUP), por lo cual, en 1973 dejó ese cargo., a poco de asumir el interventor Juan Carlos ‘El Lobo‘ Vila. Hasta aquí en lo que se refiere a la primera diferencia entre el desclasificado y el cable periodístico.

La segunda diferencia está en que el desclasificado, si bien habla de que la información sobre los procedimientos en la UTN-FRBB es confusa, nada dice acerca de que las autoridades del Comando de la Subzona 51 informarán en los días subsiguientes sobre el desbaratamiento de la célula marxista y quiénes serían los implicados, como afirma el cable aparecido en La Opinión. Hasta donde se conoce, esta información nunca se hizo pública, aunque sí fueron de público conocimiento los asesinatos y desapariciones, por esos días, de estudiantes pertenecientes a la JUP de esa universidad.
Y, last but not least, en el segundo párrafo del desclasificado sobre la situación en la UTN-FRBB, se agrega una información ominosa que no aparece en el cable: Información obtenida de otras fuentes habla del asesinato de alrededor de veinte estudiantes de la Facultad Regional de la Universidad Tecnológica Nacional vinculados a la Juventud Peronista. Hay que recordar que Néstor Grill, estudiante de esa universidad fue secuestrado de su domicilio en Bahía Blanca el 4 de noviembre de 1976. Y que Daniel Hidalgo y su esposa serían asesinados en diciembre del mismo año en un falso enfrentamiento con militares y policías. Para llegar a este punto, que es el que nos interesa, vamos a hacer un poco de historia.

La Facultad Regional Bahía Blanca de la UTN

En el libro titulado  Facultad Regional Bahía Blanca-U.T.N. Medio siglo de proyección nacional 1954 – 2004 (Buenos Aires, Editorial Universitaria de la UTN, 2006) sus autores, José Marcilese y Marcelo Tedesco, esbozan una historia bastante light de la universidad, con motivo de cumplirse 50 años de fundada, en 1954, durante el segundo gobierno de Perón. Los capítulos más controversiales, sin duda, son los que se refieren a lo que los autores denominan ‘Los años de plomo‘ y ‘La llegada del ’Proceso’: otra vez años difíciles‘, los cuales tratan, con poco compromiso y retaceando  información de la violenta represión que se vivió a partir de la asunción de Cámpora, durante el reinado siniestro, en Bahía Blanca, de la Triple A y las bandas armadas del sindicalista Rodolfo Ponce, terror de los militantes de la JUP-UTN, a lo largo de 1975, y sobre todo, a partir del golpe del 24 de marzo de 1976, cuando se cometieron los peores crímenes contra el alumnado políticamente activo.

En un foro en las redes sociales, hace unos tres años, escribí a propósito de este libro:

‘Como todas las obras dedicadas a conmemorar algún aniversario de una institución -en este caso, el medio siglo de la Universidad Tecnológica Facultad Regional Bahía Blanca (UTN-FRBB)- este libro constituye un trabajo bastante descafeinado y carente de profundidad. En el capítulo [à] sobre ‘los años de plomo‘, el tratamiento que se da a la disputa entre los militantes de la Tendencia Revolucionaria y los matones de Ponce resulta, además de maniqueo, una especie de variante de la desacreditada teoría de los ‘dos demonios‘. Allí hubo mucho más que enfrentamiento político. Los estudiantes agrupados en la JUP de la UTN-FRBB- se jugaron literalmente la vida en aras de una universidad más justa y democráticaà, y así les fue.

‘De los asesinatos, desmanes y atentados atribuidos al ‘enemigo‘, pero perpetrados por las bandas armadas de Ponce, todavía estamos esperando algún pronunciamiento de la justicia. Por otra parte, en este capítulo no hay ninguna referencia a los muertos y desaparecidos de la UTN bahiense (como Daniel Hidalgo, Néstor Grill y otros) y, si bien se caracteriza acertadamente a los estudiantes movilizados detrás del peronismo revolucionario, no hay ninguna referencia a los sectores más reaccionarios que controlaban la institución desde 1955.

‘La UTN bahiense, hay que decirlo, especialmente a partir del onganiato, respondía claramente a los dictados de la Base de Puerto Belgrano. Varios de sus docentes eran marinos y hasta algunas de las profesoras de inglés que impartían cursos abiertos en el entonces moderno laboratorio de lenguas, único en la ciudad, eran esposas de marinos. De Emilio Garófoli casi nada se dice acerca de su filiación ideológica. [à] Garófoli respondía a la Base y a la burocracia sindical de los partidos de Coronel Rosales y Bahía Blanca. Desde hacía unos años era profesor de la FRBB y hasta llegó a ocupar la presidencia del Consejo Escolar de Bahía Blanca. En 1974, ya arrebatada la conducción de la UTN por los sectores fascistas, fue nombrado interventor de la facultad local, cargo en el que duró poco pues desde su asunción, los conflictos se recrudecieron ante la violenta política represiva que implementó, además de ser quien involucró de manera directa en esa represión a la patota de Ponce. En 1975, de la mano del nazi Remus Tetu, Garófoli ocupó el cargo de Director del Departamento de Enseñanza Media (DEM) de la UNS, en momentos en que el terror campeaba en esa alta casa de estudios. Como director del DEM, Garófoli dejó cesantes a casi un centenar de docentes de les Escuelas Medias de la UNS, a quienes aplicó la tristemente célebre ‘Ley de Prescindibilidad‘ basándose en el criterio de la delación y los chismes.

‘Por otra parte,  nada se menciona en este capítulo acerca  del funcionamiento por esos años, en las instalaciones de la FRBB de la calle 11 de abril, de la Escuela de Enfermería de Bahía Blanca, dirigida por Mónica Peri, cuyo alumnado estaba integrado exclusivamente por mujeres. A partir de 1973, en las movilizaciones por la defensa de la democracia universitaria propiciadas por los estudiantes agrupados en la JUP-FRBB, las estudiantes de enfermería participaban de manera activa sobre la base de una misma manera de concebir la militancia y en un plano de absoluta igualdad. En este grupo maravilloso de mujeres realmente entregadas a una vocación de servicio como es la enfermería, se encontraban Nora Formiga y Elena Arce, valientes mujeres bahienses desaparecidas en noviembre de 1977 en La Plata. ¡Hasta allí llegaron las ramificaciones del fascismo bahiense cuya terrible realidad, con todas las letras, este libro escamotea!‘.

El caso de Néstor Grill

El secuestro y desaparición de Néstor Grill se produjo el 4 de noviembre de 1976. Néstor, nacido en la localidad de Jacinto Aráuz, provincia de La Pampa, se encontraba en su domicilio de Bahía Blanca junto con el padre y el hermano. La historia de cómo se produjo el secuestro y la posterior búsqueda de los familiares ha sido ya contada como para repetirla aquí.

Entre las conjeturas que se han barajado con más insistencia acerca de los motivos por los cuáles Néstor habría  sido secuestrado y desaparecido, la versión generalmente aceptada es su participación como coordinador del grupo de jóvenes scouts de la Pequeña Obra (entre los cuales también hubo asesinados y desaparecidos), dependiente de Cáritas, y en que habría estado involucrado en la imprenta clandestina de Montoneros en la impresión de material de agitación en contra de la dictadura militar. Muy al pasar, se menciona la pertenencia de Néstor a la JUP-UTN, organización declarada ilegal desde hacía un par de años  y especialmente perseguida, hasta su virtual aniquilamiento, por la represión iniciada por la Triple A y la patota de Rodolfo Ponce, en 1975, y retomada por el Estado a partir del golpe del 24 de marzo de 1976, cuando se registraron la mayor cantidad de bajas.

La pregunta obligada sería entonces: ¿No será que la militancia de Néstor Grill en la JUP-UTN fue la que desencadenó su secuestro el 4 de noviembre de 1976, cuando contaba 23 años de edad? El documento desclasificado del Departamento de Estado que estamos tratando es llamativamente muy claro en ese sentido: Información obtenida de otras fuentes habla del asesinato de alrededor de veinte estudiantes de la Facultad Regional de la Universidad Tecnológica Nacional vinculados a la Juventud Peronista.

Tres años después, en 1979, el mismo Departamento de Estado, en uno de los documentos, incluiría el nombre de Néstor Rubén Grill en una larga lista de víctimas del terrorismo de Estado:

Departamento de Estado-Proyecto Argentina (S200000044)
Archivo adjunto al Aerograma No. 46 de la embajada de Estados Unidos en Buenos Aires al Departamento de Estado-Parte 3 de 7
GRILL, Néstor Rubén                                   D
DNI. 10.521.441
Edad 25
Desapareció el 4 /11/76 en Bahía Blanca
APDH(L)
Grill                             L.E. 1.563.958       (padre)
Grill, Juana M. de      L.C.  9.863.560      (madre)
Darregueira 441- B. Blanca
APDH(L): Asamblea Permanente de Derechos Humanos
D: Desaparecido

(*) Profesor secuestrado durante el copamiento del secundario de Jacinto Arauz en 1977, en plena dictadura. Escapó del puesto caminero del pueblo y finalmente se exilió. Actualmente vive en México. Testigo en el primer juicio contra los represores pampeanos y querellantes en la causa Subzona 14 II.
(El Diario) 

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Pedirán juicio político a jueces y fiscales del caso del araucense Roberto “Petete” Schlenker

La Comisión de Familiares de Víctimas Indefensas de la Violencia Social (COFAVI) impulsará otro juicio político, esta vez por el caso de la muerte del jornalero araucense Roberto “Petete” Schlenker. Le apuntan a Balaguer, Reyes y Álvarez.

La COFAVI confirmó que le pedirán el jury a tres funcionarios judiciales por su actuación en la investigación de la muerte del jornalero Roberto Schlenker, ocurrida en septiembre de 2001. Se trata de Pablo Tomás Balaguer, Álvaro Reyez y Manuel Álvarez.

Los tres acusados ya fueron denunciados por el mismo organismo por la investigación del caso Canale, junto al fiscal Hugo Vercellino.

“Petete” Schlenker apareció muerto en septiembre de 2001 en la vivienda del campo en el que trabajaba, en Jacinto Aráuz. Tenía un tiro casi detrás de la oreja y apareció abrazado a una escopeta. La investigación policial y judicial siempre fue cuestionada por los familiares que rechazaron la hipótesis de un suicidio.

“Schlenker estaba acostado en la cama, tenía las manos acomodadas y había manchas de sangre en la cocina que estaba a cuatro o cinco metros. La causa fue archivada cuatro veces como suicidio hasta que logramos con un dictamen pericial que por orden del Superior Tribunal de Justicia fuera desarchivada definitivamente para que sea investigada como homicidio”, señaló el abogado Omar Gebruers.

Durante la primera instrucción, Balaguer (actual integrante del Tribunal de Impugnación Penal) fue el fiscal y Reyes el juez. Este último fue apartado y el expediente recayó en el juzgado de Álvarez. Pero Gebruers dijo que la causa “hace 15 meses que no tiene movimiento”.

“Álvarez recibió el expediente, intentó ordenar algunas pruebas pero nunca lograron producirlas. Quieren hacer un ADN sobre las manchas de sangre que hay en la cocina que hace 11 años está tirada en el patio del juzgado…”, graficó el abogado. También detalló que en su momento “cuando mandaron a pedir el material del cuerpo de la víctima a la morgue, faltaba la calota craneal (la piel que recubre el cráneo) justo donde tenía el orificio de bala, y dónde desde el principio se debería haber investigado: ni el juez de instrucción ni el fiscal dispusieron nada nunca”.

“Es decisión de la COFAVI pedirle el juicio político a todos los funcionarios que intervengan en las causa y no cumplan con sus funciones”, agregó Ana Herren, también integrante del organismo.
(El Diario de La Pampa)

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Celia Jinkis de Korsunsky: La Mujer del Pañuelo.

Nació en Bernasconi y es madre de Sergio Korsunsky, desaparecido en San Nicolás en 1976. Desde hace 35 años pide justicia y acompañó el juicio a los represores del Ejército en Bahía Blanca ya que su nuera fue una de las víctimas por las que fueron juzgados. Ella pide a las nuevas generaciones que se unan en sus luchas: “Me pasó de haberles dicho que canten una que sepan todos, y la terminaron cantando”.

Siempre conmueve hablar con una Madre de Plaza de Mayo. Porque desde el dolor más profundo, suelen transmitir paz y esperanza. Y en el caso de Celia Jinkis, además, un mensaje de unidad y “codo a codo” para las generaciones que hoy militan y se movilizan por ideales y pensamientos políticos.

Esa sensación se profundiza cuando el interlocutor sabe que ella nació, se crió y creció en un pueblo pequeño de La Pampa, Bernasconi, donde la vida cotidiana pasaba más por las tareas domésticas que por los debates ideológicos. Y casi de un día para otro tuvo que salir a buscar a su hijo Eduardo Sergio Korsunsky, desaparecido el 4 de agosto de 1976 en San Nicolás, Buenos Aires. Ello ocurrió unos años después de que la familia se trasladara a Bahía Blanca debido a que en Bernasconi los accesos a niveles superiores del sistema educativo estaban limitados.
Celia ya acumula 35 años buscando justicia no sólo para Eduardo, sino para todos los que desaparecieron o fueron asesinados en enfrentamientos fraguados en Bahía Blanca, o zonas aledañas, durante la dictadura. Por eso su alegría cuando la semana pasada escuchó, en el Aula Magna de la Universidad Nacional del Sur, la casa de estudio donde estudió su hijo, el fallo que condenó a 17 represores del V Cuerpo de Ejército. Ese día estuvo sentada en una butaca, con el pañuelo blanco que identifica a las Madres de Plazo de Mayo, como lo estuvo cada mañana y cada tarde de los quince meses que duró el proceso. Y el motivo no era menor: entre las víctimas que se trataron en el juicio, estaba su nuera, Graciela Frañol, esposa de Eduardo y desaparecida en Bahía Blanca el 22 de mayo de 1978.
Ese pañuelo fue motivo de debate en el juicio. Porque el día que debió declarar como testigo no se lo sacó, a pesar de las quejas de los defensores de los imputados, especialmente de Hernán Vidal, conocido en nuestra provincia porque representó a varios represores pampeanos en el juicio de la Subzona 14 realizado en 2010. Paradójicamente, el día de la sentencia, se vio a un par de condenados con sus uniformes oficiales y no se escuchó ninguna voz de protesta.
“Con esta sentencia se empezó a caminar en Bahía Blanca y seguramente se seguirá caminando porque hay más casos, aunque no sé si a partir de ahora todo será más rápido o no”, responde Celia cuando se le pregunta qué significado le dio a las condenas desde el corazón, y no desde lo político-jurídico.
-¿Quedó conforme?
-Sí, estuvo bueno. Pasaron 36 años, y nos agarra a todos muchos más viejos, pero es una enseñanza para lo que no se debe hacer.
¿Le llamó la atención que el tribunal ordenara investigar al diario La Nueva Provincia por su connivencia con la dictadura?
-Me pareció bárbaro. No sé cómo se hará, ni quién se atreverá, sólo espero que no tiren piedritas (sic) en el camino.

“Hermoso”.
A la mujer batalladora, pero de carne y hueso, se la ve, paradójicamente, fuerte y débil a la vez. Fuerte desde la convicción que transmite por una lucha que ha marcado su vida. Débil desde ese cuerpo frágil por el paso del tiempo. También se la escucha emocionada cuando cuenta que “fue hermoso ver a la gente que estuvo al principio” durante los actos de las organizaciones sociales y de derechos humanos.
-¿La sentencia tiene una connotación diferente para una Madre militante como ha sido usted?
-Es algo buenísimo, pero no tienen que tardar tanto. Hoy mi preocupación pasa por estar agrupaciones de jóvenes que están separadas y que no pueden estar juntas. Yo les hablo y les digo: júntense, estén juntos…
-¿Lo dice porque a raíz del juicio hubo un acto del oficialismo por un lado y de organizaciones de DD.HH. por otro?
-No, lo digo como algo general. Es mejor estar juntos. Así fueron desapareciendo los nuestros. Alguien dijo que no importan las horas, los días, los meses y los años que sean necesarios para charlar y encontrar puntos de coincidencias aunque sea en algo. Y es así. Cuando se dieron cuenta habían quedado apenas 30. ¿Por qué no pensaron desde un principio que debieron estar todos juntos?
-Ese es un mensaje de unidad.
-Por supuesto, para que a los jóvenes no les pase otra vez lo mismo. Porque si cada uno va por su lado les puede volver a pasar. Que se unan aunque sea para jugar al fútbol o para armar una bandera. Que sientan lo que es hacer algo todos juntos y no individualmente, porque así fueron cómo los agarraron. Veo a los chicos de La Cámpora, del Movimiento Evita, de la Güemes… separados. Me miran y seguramente pensarán “qué anda haciendo esta vieja”. Y cada uno canta una canción diferente. Me pasó de haberles dicho que canten una que sepan todos, y la terminaron cantando.
El recuerdo de Eduardo no escapó al momento, aunque Celia, por cuestiones de edad y distancia, remarcó que ya no viaja tan seguido a San Nicolás, aunque sabe en detalle cómo avanza la investigación. “Antes me la pasaba viajando, y ahora trato de mantenerme al día. Allá los juicios se realizan en Rosario y eligen los casos más relevantes. No sé cuánto tardarán porque hay una lista inmensa de víctimas”. Comenta que la han invitado a contar su historia y que uno de los principales sospechosos de la desaparición de su hijo es el ex jefe del cuartel, Manuel Fernando Saint Amant.
-Aunque hace mucho que vive en Bahía Blanca, ¿tiene contacto con Bernasconi?
-Sí, me vienen a visitar, aunque la relación es menor. Pero sigo teniendo gente conocida porque nací y me casé allí, hasta que nos vinimos acá con toda la familia. Quizá, si nos hubiéramos quedado allá no hubiera pasado nada de lo que pasó…
¿Qué decir después de esa frase? No más preguntas.

La espera de una mujer
Eduardo Sergio Korsunsky, conocido como “Dado”, nació el 15 de noviembre de 1951 en Bernasconi. Fue abanderado en la primaria y cursó los primeros años de la secundaria en el Instituto Mariano Moreno. En 1968, a los 17, se fue a Bahía Blanca para completar los dos últimos en la Escuela Normal. Después ingresó a Economía en la Universidad Nacional del Sur -el mismo lugar donde el Tribunal Oral Federal bahiense leyó las condenas-. Cuando se tuvo que ir de la ciudad, eligió San Nicolás. Cuando desapareció a los 24 años militaba en el Partido Revolucionario de los Trabajadores. “Espero ver y escuchar su juicio, pero no sé si la vida me dejará”, dijo Celia, su mamá.
(La Arena)

Foto de Dado Korsunsky (Archivo de la 90.9)
 

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Operativo Arauz: Quartucci pidió que investiguen a 9 colaboradores civiles y a exfuncionarios.

Guillermo Quartucci, el único que logró fugarse de un secuestro de las fuerzas militares y policiales en La Pampa durante la última dictadura, pidió al Juzgado Federal que sean investigados nueve civiles que colaboraron para que se detuviera y torturaran a profesores y otros vecinos en Jacinto Arauz. Además, requirió que se investiguen a dos inspectores del Ministerio de Educación de la Nación y a dos exfuncionarios de la dictadura.

La presentación se realizó en el Juzgado Federal de Santa Rosa, donde se tramita la Causa de la Subzona 14 II.

La demanda de Quartucci fue promovida por la abogada Carina Salvay. También la letrada pidió que Quartucci sea querellante en esta causa.

El Operativo Arauz se llevó a cabo en julio de 1976. Militares y policías secuestraron profesores y docentes porque, supuestamente, eran un “foco subversivo”.

“En la denuncia nos referimos al contexto de cómo fue planeado operativo de Jacinto Arauz; nos referimos a las denuncias que vecinos hicieron en el SIN (Servicio Investigación Naval, con sede en Bahía Blanca); desde el SIN, luego, trasladaron las denuncias a la Subzona 14 y se decidió realizar este operativo de secuestros y tormentos”, expresó Salvay.

En ese marco, denunciaron a posibles nueve civiles responsables de esas denuncias (prefirieron no dar a conocer públicamente sus nombres para no entorpecer la investigación). Otros tres, que también presuntamente colaboraron, ya murieron.

También mencionaron a dos inspectores, que dependían del Ministerio de Educación de la Nación: estuvieron días antes de operativo, presuntamente realizando tareas de inteligencia.

Además, denunciaron que se investiguen a los titulares de los ministerios de Justicia y de Educación de La Pampa durante esa época.

En el libro “El Informe 14” se relata que el miércoles 14 de julio, apenas comenzada la fría mañana, se produjo el operativo conjunto entre el Ejército, la policía provincial y la Federal en el pueblo. Unos doscientos uniformados lo rodearon y se dirigieron al Instituto José Ingenieros para detener a los “sospechosos” acusados de haber violado la Ley 20.840 sobre actos de subversión y allanaron las viviendas de más de diez docentes y alumnos.

El rector Carlos Samprón y los docentes Guillermo Quartucci, Angel Alvarez y Víctor Pozo Grados fueron detenidos mientras daban clase.

Varios soldados ingresaron con armas a las aulas y los esposaron delante de los alumnos. Los subieron a un vehículo, les vendaron los ojos y los trasladaron primero a la comisaría y luego, durante esa misma mañana, al puesto caminero, ubicado a unos mil metros de la entrada del pueblo, sobre la ruta 35.

En el puesto caminero los prisioneros fueron reducidos e interrogados, algunos con aplicación de picana, como Carlos Samprón, Angel Alvarez, Víctor Pozo Grados y el mecánico Samuel Bertón. En ese lugar, mientras los detenidos ilegales esperaban atados y encapuchados por el “interrogatorio”, Quartucci alcanzó a escapar. Según  contó en el Juicio de la Subzona 14 (donde se acusó a solamente un grupo de los que participó del operativo), caminó seis días y llegó a Bahía Blanca, para finalmente exiliarse en México.
(Diario Textual) 

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